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La incansable búsqueda de las maestras: faltan 41 niños

  • Por Soy502
09 de junio de 2018, 16:53

No todas las heroínas llevan capa, algunas visten gabacha, enseñan a leer y escriben en una pizarra. Es el caso de las nueve maestras de la Escuela Rural de San Miguel Los Lotes, Escuintla cuya labor está siendo clave para identificar y buscar a los niños de la comunidad arrasada por el volcán de Fuego.

Todos los días, desde que ocurrió la tragedia, recorren la cabecera de Escuintla, buscando albergue por albergue y hasta en la morgue a sus alumnos. Cada una por su cuenta, pero sabiendo que trabajan todas como un equipo.

  • REVISA EL BUEN GESTO DE LA COMUNIDAD DE EL CAMBRAY II:

Este viernes se reencontraron por primera vez desde que ocurrió la tragedia. “Ya tenía ganas de volver a verlas”, les dice Marisol Contreras, directora de la escuela, a sus compañeras que no veía desde el pasado viernes cuando se despidieron sin saber todo lo que ocurriría.

En sus manos cargan carteles con las fotos de sus alumnos y visten de negro en honor a los 27 niños que fallecieron y a los 41 que aún están desaparecidos.

Mira el video: 

 

 

“Nos está costando, porque no es fácil, a mí me han tenido que sedar, tomar pastillas. Pero, si hay que descargar un camión, lo descargamos, si hay que cocinar, cocinamos, hay que hacerlo, estamos ahí metidas”, relata la directora.

Prácticamente todo el grupo docente participa en una reunión con las autoridades del Ministerio de Educación: Raquel Verónica María Ordóñez, maestra de kinder, María de los Ángeles Díaz de preparatoria, María Guadalupe Hernández de primer grado, Ruth Francisca Jiménez de segundo, Yasmin Gabriela Chacón de tercero, Milvia Elisa Rosales de cuarto, Milvia Elicena Peña de quinto y sexto. Nely Fernanda Mayen, de prekinder, completa el grupo desde Alotenango.

Hasta el viernes, las seis aulas de la escuela se llenaban con 175 alumnos. Sentadas, en el patio de la Escuela Jose Francisco Arzudia, recuerdan las risas y las últimas actividades en el patio de la escuela. También comparten el estado anímico en el que se encuentran ellas, que deben disimular cada vez que se encuentran con sus alumnos sobrevivientes que sienten consuelo cuando las vuelven a ver.

Nuestro trabajo de años quedó enterrado pero no nuestras ganas de seguir trabajando.
Marisol Contreras
, directora de la escuela

Por ejemplo, Lupita, una alumna de 6 años, le explicó a la directora sobre lo ocurrido que “al volcán se le hizo un hoyito y se le salió el fuego y le llegó a la escuelita y mi casa”.

Otros alumnos se lamentaron, llenos de ceniza el día de la tragedia, de que ya no tenían escuela. En los albergues, los alumnos han preguntado, mientras abrazaban a sus maestras, cuándo iban a empezar las clases.

“Nos decían, cuando entraban llenos de ceniza ‘ya no tenemos escuela’ y les decía ‘vamos a hacer otra, vamos a empezar de cero y vamos a salir adelante porque somos guatemaltecos’”, comentó la directora.

 

 

La seño Marisol reconoce que los niños aún no son conscientes de la situación y que tienen que empezar a asimilar y trabajar fuertemente en el campo emocional.

Retomar sus labores, por el momento, está difícil. Las maestras solo le piden a las autoridades educativas que en un futuro próximo las mantengan juntas, como el grupo unido que son, porque ellas siempre serán las maestras de San Miguel Los Lotes, sin importar el lugar donde estén.

Al servicio de la comunidad

Marisol Contreras lleva 20 años trabajando en Los Lotes y conoce a la perfección a la comunidad y cómo ha ido evolucionando.

Recuerda que las primeras clases se daban en una iglesia evangélica, que cedía el espacio para impartir clases. Pero, la población empezó a crecer y necesitaron aulas más grandes.

  • LA MAESTRA QUE RECLAMA A LAS AUTORIDADES:

En 2006, el Fondo de Inversión Social les construyó la escuela. Era el último edificio de la comunidad al final del callejón asfaltado y por lo mismo uno de los primeros en quedar destruidos.

Además de las docentes, en el lugar trabajaba doña Rosita, la conserje, la primera que advirtió a la directora de lo que estaba sucediendo en el volcán.

En la escuela había dos perros, Lola y Herber, desde hace años, les dábamos pan y los niños los tomaban de mascota y les tenía que pedir que los sacaran del aula porque se metían. Esos pobrecitos animales se quedaron.
Marisol Contreras
, directora de la escuela

“Cuando vi a doña Rosita y a su hermana todas llenas de ceniza las abracé, iban destrozadas, me dijeron ‘Seño, ya no quedó nada en la comunidad, mi hermana está muerta, César se murió, Prisma no sabemos donde está’... todo era un caos”, recuerda.

Cada día, las maestras viajaban de Escuintla a las faldas del volcán de Fuego, pues no vivían en la comunidad. Aseguran que no tenían miedo de trabajar allí aunque recuerdan que había que estar vigilante. En septiembre de 2015 ya tuvieron que suspender las actividades cívicas un 14 de septiembre por el volcán, pero la situación no fue a más.

“Hacíamos simulacros para que los chicos salieran, pero nunca nos enseñaron a hacer un simulacro para el volcán, solo hacíamos de terremotos”, lamentó.

Asimismo, la seño Marisol lamentó que en los videos y experiencias compartidas en el momento de la tragedia nunca oyó la palabra “evacúen”.

“Salgan todos de aquí es lo que les tenían que haber dicho”, reconoció, pero nadie se los dijo a los pobladores. 

La última actividad cívica

El pasado viernes, todas se despidieron esperando volver a verse el lunes. Ahora recuerdan la última actividad conjunta que  hicieron con sus alumnos que se llamó “El desafío”.

Los alumnos disfrutan de la actividad días antes de la tragedia. (Foto: Soy502)
Los alumnos disfrutan de la actividad días antes de la tragedia. (Foto: Soy502)

La seño María de los Ángeles recuerda cómo prepararon varios ejercicios en el patio con música en el escenario.

Para ese día, cada docente preparó sus actividades y las mostraron al resto de alumnos. “Todos estaban contentos y felices”, indica.

Un mensaje de apoyo

Entre sus labores de búsqueda, las docentes también le piden al Gobierno que no abandone a la comunidad y tomen en cuenta sus necesidades. Lo ideal para ellas sería que ubicaran a los afectados en un nuevo lugar porque Los Lotes ya quedó inhabitado.

Las autoridades del Ministerio de Educación escucharon las incertidumbres de las maestras del departamento. (Foto: Alejandro Balán/Soy502)
Las autoridades del Ministerio de Educación escucharon las incertidumbres de las maestras del departamento. (Foto: Alejandro Balán/Soy502)

“Tampoco creo que quieran regresar”, aclaran.

Mientras eso llega, las maestras continúan su búsqueda incansable para completar su listados de asistencia. Lloran a sus niños muertos y no pierden la esperanza, faltan 41 de sus alumnos y no van a descansar hasta que los encuentren. 

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