Uno de ellos ocurrió en un niño de 7 años.
EN CONTEXTO: Carlo Acutis, "el influencer de Dios", se convierte en el primer santo millennial
Miles de personas se congregaron este domingo en el Vaticano para celebrar la canonización del primer santo de la generación milenial, el italiano Carlo Acutis, un adolescente conocido como el "influencer de Dios", quien falleció con solo 15 años, víctima de una leucemia.
Acutis utilizó sus habilidades informáticas para difundir la fe católica, creando un sitio web en donde documentaba informes de milagros.
Gracias a esto llegó a ser considerado un pionero en los esfuerzos de evangelización de la iglesia en el mundo digital.
Fue beatificado en 2020 y el Vaticano le atribuye dos milagros que lo calificaron para ser canonizado.
Primer milagro
Ocurrió en 2013 en Campo Grande, Brasil, cuando un niño de siete años llamado Matheus, afectado por un grave trastorno pancreático sin cura médica, recuperó la salud tras entrar en contacto con un trozo de camiseta que había pertenecido a Acutis.
La curación, considerada milagrosa por las autoridades eclesiásticas, fue la que permitió su beatificación.

Segundo milagro
Se produjo en mayo del 2022 e involucró a Valeria Valverde, una estudiante costarricense de 21 años. Según el Vaticano, la madre peregrinó hasta la tumba de Acutis en Asís, para pedir por la recuperación de su hija, quien había sufrido un severo trauma cerebral tras caer de una bicicleta.
Tras la visita, los informes médicos confirmaron su recuperación, un hecho considerado inexplicable por la ciencia y atribuido a la intercesión del beato.
¿Quién era Carlo Acutis?
Nació en Londres, Reino Unido, en el seno de una familia acomodada.
Su padre, Andrea Acutis, trabajaba en un banco en la capital británica, pero el joven vivió la mayor parte de su vida en Milán, pues su padre llegó a ser presidente de una aseguradora italiana.
Su madre dice que tuvo una vida normal, que le gustaban los deportes y que tenía buen sentido del humor. Solía hacer videos divertidos al estilo "Star Wars" con sus gatos y perros, e imitaba las voces de los diferentes animales.
Según la madre, su fe era evidente desde pequeño, aunque no creció en un hogar especialmente religioso. Usaba su dinero de bolsillo para ayudar a personas sin hogar en Milán, defendía a compañeros que sufrían acoso escolar y apoyaba a quienes tenían padres divorciados.

En su tumba en Asís, donde está expuesto con jeans, zapatillas Nike y ropa informal, llegan miles de jóvenes visitantes.




