La tarjeta de crédito no es una extensión de los ingresos, sino un préstamo que debe ser pagado, que funciona como un préstamo reutilizable.
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La tarjeta de crédito es una herramienta indispensable en las finanzas personales. Ofrece la comodidad de realizar compras sin necesidad de portar efectivo, la seguridad de una línea de crédito y la posibilidad de financiar gastos inesperados o planificados. Sin embargo, su uso irresponsable puede llevar a un ciclo de deuda difícil de romper.
La Superintendencia de Bancos de Guatemala (SIB), a través de su material de educación financiera "Medios de pago y Tarjeta de crédito", señala que la clave para que la tarjeta de crédito sea una verdadera aliada es entender que no es una extensión de los ingresos, sino un préstamo que debe ser pagado.
Para evitar caer en sobregiros y un endeudamiento que afecte la estabilidad financiera, es crucial familiarizarse con los conceptos básicos que rigen el funcionamiento la tarjeta. La SIB destaca la importancia de conocer los términos del estado de cuenta para tomar decisiones informadas.

El primer concepto fundamental es la fecha de corte, el día en que el banco o emisor de tarjeta finaliza el registro de todas las transacciones de un período. Después, viene la fecha límite de pago, el plazo máximo que tiene para realizar el abono de la deuda sin incurrir en mora.
Dentro del estado de cuenta, se encuentran dos montos de pago: el pago de contado y el pago mínimo. El pago de contado es la cantidad total de la deuda acumulada durante el período. Si se cubre por completo, se evitará el pago de intereses.
En cambio, el pago mínimo es la cuota parcial que permite mantener la tarjeta activa. Elegir pagar solo el mínimo puede ser tentador, pero es una estrategia costosa a largo plazo, ya que el saldo restante generará intereses y otros cargos, incrementando exponencialmente el monto de la deuda.
Una vez que se comprende estos conceptos, el siguiente paso es la gestión inteligente de la tarjeta. La SIB aconseja utilizarla para facilitar los pagos dentro del presupuesto, no para gastar más de lo que se gana. Es fundamental llevar un registro de los gastos y revisar los estados de cuenta con regularidad para asegurarse de que los consumos y pagos sean correctos.
Recomendaciones para el uso inteligente de la tarjeta
Antes de adquirir una tarjeta:
Investigar y comparar: No aceptar la primera oferta. Revisar las condiciones y las tasas de interés de varios emisores para elegir la mejor opción.
Leer el contrato: Comprender los términos, las comisiones y los cargos por mora antes de firmar. Conocer las reglas del juego protege al usuario.
Durante el uso:
Pagar a tiempo y más del mínimo: Procurar el pago del total de la deuda para evitar intereses. Si no es posible, abonar una cantidad superior al pago mínimo para reducir el saldo más rápidamente.
Controlar los gastos: Usar la tarjeta para facilitar pagos, no para extender el presupuesto. Mantener un registro de las compras.
Guardar los comprobantes: Verificar que el monto de las transacciones sea correcto y conservar los comprobantes para cualquier aclaración futura.
En caso de problemas:
Reportar de inmediato: Si la tarjeta es robada, hurtada o se extravía, reportarlo al emisor de inmediato.
Aclarar dudas: Si se observan cargos o movimientos que no se reconocen contactar al banco o emisor para iniciar el proceso de aclaración.




