"¿Sigo vivo? Oh, ya, lo siento", fueron las últimas palabras de John David Battaglia, un estadounidense que el pasado jueves recibió la inyección letal luego de ser condenado a muerte por haber disparado a sangre fría en 2001 a sus dos hijas, Faith y Liberty, de 9 y 6 años, mientras su madre escuchaba por teléfono la aterradora escena.
Antes de ser ejecutado Battaglia, de 62 años, no se disculpó ni mostró remordimientos por el crimen de sus pequeñas.
- MIRA AQUÍ:
El criminal, que trabajaba como contador, saludó a su exesposa, Mary Jean Pearle, quien estuvo presente para verlo morir. Al notar su presencia dijo: "Bueno, hola, Mary Jean. Los veré más tarde. Adiós" y de inmediato se dirigió a los guardias a quienes les dijo: "adelante, por favor".
- TE PUEDE INTERESAR:
Battaglia cerró los ojos un momento y, poco después de que se le administrara la inyección letal, miró al capellán a los pies, sonrió y preguntó: "¿Sigo vivo? Oh, ya lo siento", expresó en referencia a los químicos que le fueron suministrados. Según el parte médico, el asesino murió 22 minutos después.
- ADEMÁS:
Su ejecución puso fin a una larga batalla legal para salvarle la vida. Se le concedió en dos ocasiones una suspensión para que su competencia mental pudiera ser evaluada, y sus abogados presentaron los últimos esfuerzos el jueves para retrasar la ejecución, sin éxito.
*Con información de RT






