La primera sanción Magnitsky reivindica a dos periodistas asesinados
El asesinato de los periodistas Danilo López y Federico Salazar en el parque de Mazatenango, en marzo de 2015, sacudió a la prensa nacional.El despliegue de impunidad que rodeó esas muertes era insolente, casi grotesco: sicarios que disparan a quemarropa, en plena mañana, en el centro del pueblo, con sangre fría de profesionales.Un grupo de periodistas nos propusimos entonces indagar el convulso contexto político de Suchitepéquez para entender qué había pasado.[attach_entity|type=inline_element|id=206894]Las colegas Jody García y Sofía Menchú fueron hasta allá
Las felicitaciones arrebatadas a Juan Orlando Hernández
Por segunda vez en menos de un mes, el Gobierno de Guatemala dio un paso al frente, se adelantó ligeramente al resto y le envió sus cálidas felicitaciones al político hondureño Juan Orlando Hernández por haber sido reelecto como presidente de su país.Y por segunda vez en menos de un mes, le llovieron críticas al Gobierno de Guatemala, tanto aquí como allá. La congratulación del 26 de noviembre fue digna de Ripley. Cuando aún no se habían terminado de contabilizar
El cómplice varón
"Varón" es una palabra que me recuerda a las peluquerías y la manera en que mis viejos cuentan la historia de nuestro nacimiento. Soy el menor de tres hermanos hombres y a los gineco-obstetras les gusta usar la palabra.De hecho llaman particularmente la atención las nobles connotaciones con las que la palabra “varón” aparece en el diccionario: buen varón, santo varón, varón de Dios. Son esas cosas elementales del lenguaje, sus trampas sagradas. Vivimos en una sociedad con todas esas connotaciones
CODECA y los bloqueadores fresas
Hace poco circulaba por una carretera nacional que nos conecta a Centroamérica y me encontré en un denso tráfico. Los minutos pasaban y la velocidad de una larga fila de carros era desesperantemente pausada.Poco a poco nos acercábamos al origen del problema. Algo interrumpía el paso. Llegados al lugar donde se generaba la atorazón los ánimos estaban suficientemente caldeados.Estaba a punto de gritar, en mi ira: “¡CODECA, bloqueadores!” cuando me percaté de que se trataba de un carro de alta