Mucho se ha discutido acerca de la reciente captura de Roberto Barreda y de las razones que motivaron el actual desenlace. Algunos argumentan que existe favoritismo debido a las condiciones socioeconómicas de la familia Siekavizza mientras otros resaltan la providencial denuncia anónima de un ciudadano mexicano. Se sabe además que que los recursos destinados a este caso han excedido lo habitual y que las autoridades han dado cuenta de algunas acciones para seguirle la pista al acusado.
Anteriormente resalté la importancia de involucrar a los jóvenes en el diálogo político por lo que este caso permite que reflexionemos acerca de un factor esencial en esta historia: la fuerza colectiva.
Es necesario analizar cuatro elementos que se conjugaron para que no decayera el interés de la sociedad sobre la desaparición de Cristina Siekavizza. En este caso en particular, lo humano y lo social están estrechamente relacionados y se complementan mutuamente.

1. Generar empatía
El interés de la sociedad partió de la empatía hacia la víctima y su familia y se convirtió en contrapeso frente al abuso de autoridad y tráfico de influencias que se denunciaron desde los primeros días. Un factor clave aquí estriba en superar la distancia emocional que usualmente nos protege, al suponer lejana la probabilidad de que una situación similar nos suceda. Identificarse con la víctima significa ponerse en su lugar, tratar de sentir en carne propia el problema y entender que cualquiera que se encuentre en esa situación necesita de la protección de la ley, de las instituciones y de la sociedad en su conjunto.
2. Superar la indefensión aprendida
Hemos sido socializados en el "no se puede", en el "ni modo", en el "no hay más que hacer". Este caso ha demostrado que sí se puede, que no debemos resignarnos, que sí hay que hacer. Gracias a que un grupo de personas se resistió a aceptar la indefensión aprendida en que vivimos, hoy tenemos el ejemplo de que es necesario superar esta sensación subjetiva de no poder hacer nada y actuar pasivamente. Se abre la posibilidad de pensar que existe la oportunidad de incidir para cambiar una situación que nos perjudica. Lo que toca es unirnos y actuar.

3. Trascender el caso y adquirir perspectiva
En el proceso de buscar justicia para Cristina Siekavizza, el grupo que impulsó la lucha fue capaz de comunicar que no se trataba de un caso aislado, sino de uno emblemático, que entrañaba varios problemas de alcance social: desde la violencia intrafamiliar o la concepción del "ser hombre" en Guatemala, hasta el tráfico de influencias y otros mecanismos de la impunidad. Encabezado por unos padres dolidos pero equilibrados, el movimiento por Cristina contribuyó a que la sociedad visualizara el panorama completo. El proceso trascendió a una hija, una hermana o una compañera de clase y permitió dimensionar la necesidad de que la justicia debe aplicarse para todos.
4. Mantener la perseverancia
Lo que no puede dejarse a un lado es la fe: esa que cohesiona a seguir luchando, a permanecer unidos. A entender que el camino, por largo que sea, debe nutrirse de perseverancia y constancia. Estas virtudes caracterizaron a la familia y contagiaron a los medios de comunicación nacionales e internacionales para seguir generando empatía y perseverar en la búsqueda. Hasta que sucedió lo inesperado y Roberto Barreda fue arrestado, con sus hijos sanos y salvos.
No olvidemos entonces que los grandes cambios de Guatemala pueden resultar de la perseverancia, más que de la fuerza. En palabras de Henry Ford: “Llegar juntos es el principio. Mantenerse juntos es el progreso. Trabajar juntos es el éxito”.





