Los salvadoreños comenzaron a votar este domingo para elegir un nuevo presidente, con el exalcalde capitalino Nayib Bukele como favorito, ante el desgaste de los tradicionales partidos de derecha e izquierda por la persistencia de la violencia de las pandillas y el alto costo de vida.
Poco más de 5,2 millones de electores están llamados a votar durante las próximas 10 horas en unos 1.600 centros. Según el presidente del TSE, los resultados deben conocerse durante la noche, por cuanto el conteo de votos por bandera es "sencillo".
"Venimos a votar confiados que haya un cambio", declaró a la AFP Aracely Bonilla, quien se presentó a sufragar en la escuela parroquial de San Agustín, en Mejicanos, periferia norte de San Salvador.

Se trata de la sexta elección presidencial desde que el país recobró la democracia en 1992, tras doce años de una sangrienta guerra civil y mediante la firma de acuerdos de paz entre el gobierno y la guerrilla.
Todas las encuestas colocan en la delantera a Bukele, de 37 años, quien se presenta bajo la bandera del conservador partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana), seguido del empresario de supermercados Carlos Calleja (42), de una coalición de cuatro partidos de derecha liderada por Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
En la contienda de este domingo también participan el gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, exguerrilla izquierdista), que presenta al excanciller Hugo Martínez, de tercero en las encuestas; y el empresario Josué Alvarado, del minoritario partido Vamos, sin posibilidades.

Si ningún candidato obtiene la mitad más uno de los votos, habrá una segunda vuelta el 10 de marzo para determinar quién relevará en la presidencia a Salvador Sánchez Cerén.
Inseguridad, la prioridad
Quien resulte ganador deberá atender el ya viejo problema de las violentas pandillas, que extorsionan a la población y fueron responsables de la mayoría de los 3.340 homicidios cometidos en 2018 en En Salvador, un país con una tasa de 51 muertes por cada 100.000 habitantes.
Cada año miles de salvadoreños emigran por la violencia y la falta de empleo.
Por otro lado, el futuro mandatario deberá enfrentar el lento crecimiento de la economía dolarizada que en los últimos cinco años no ha logrado llegar al 3% de crecimiento anual.
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