El 14 de abril de 1920 fue el último día en que Manuel Estrada Cabrera fue llamado así. En esa fecha terminó su gobierno de poco más de 22 años.
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José Manuel Estrada Cabrera, originario de Quetzaltenango, llegó a la Presidencia el 8 de febrero de 1898 y se mantuvo en ese puesto por 22 años.
Para lograr pasar más de dos décadas como presidente, Estrada Cabrera se valió de muchas artimañas políticas que le hicieron ganar el título de "dictador", uno que nadie se atrevía a repetir en público por miedo a la cárcel o la muerte.
Este fue el hombre más poderoso y temido de la región; promulgó leyes a su antojo e hizo que todos se rindieran a sus pies, hasta que el 8 de abril de 1920 comenzó la cuenta regresiva de su caída.

Ese día hubo una sesión en el Congreso de la República y un grupo de líderes estudiantiles, jóvenes políticos y sindicalistas organizados en el Partido Unionista, lograron que un diputado propusiera en público declarar a Estrada Cabrera como "mentalmente incapaz" para el puesto.
Ante esta propuesta, hubo una ovación por parte de los restantes diputados y otros presentes. Fue ahí cuando empezó la llamada "Semana Trágica de 1920", un corto período de manifestaciones y protestas que incluyeron algunos enfrentamientos que dejaron decenas de muertos. Al conocer la noticia que provenía del Congreso,
Estrada Cabrera se atrincheró con los pocos aliados que le quedaban y abrió fuego contra la ciudad desde su residencia en la finca La Palma y también desde el Cuartel Matamoros y el Fuerte San José.

Para el 14 de abril de 1920, solamente lo acompañaba como aliado el poeta peruano José Santos Chocano, por lo que decidió rendirse. Ese mismo día, una multitud llegó hasta su finca en la ahora zona 5 y la saqueó.
Estrada Cabrera quedó en prisión domiciliar en una sencilla casa que apenas tenía algunos muebles, donde comenzó a preparar su defensa legal ante las acusaciones en su contra.
Cuatro años después, el 24 de septiembre de 1924, falleció a causa de una neumonía. Aunque su vida había cambiado por completo, él se seguía creyendo el "señor presidente".