Conoce los síntomas clave de la artritis reumatoide y la importancia del diagnóstico temprano y tratamientos
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La artritis reumatoide es una enfermedad crónica degenerativa, autoinmune, que cambia por completo la rutina de la vida de quienes la padecen.
Se caracteriza por la inflamación progresiva en distintas partes del cuerpo, aunque suele manifestarse con mayor fuerza en las articulaciones, generando dolor, rigidez y limitaciones en la movilidad.
Aunque tanto hombres como mujeres pueden desarrollarla, tiene mayor prevalencia en mujeres a partir de los 25 años, aunque existe la variante de artritis reumatoide juvenil, que afecta a adolescentes y hasta a niños, lo que la convierte en un desafío importante para la salud pública.

La médico cirujana Marta Susana Cruz González, con más de dos décadas de experiencia, explica que este padecimiento suele confundirse con otros problemas articulares al inicio, lo que retrasa el diagnóstico y por ende, el tratamiento oportuno.
Según la especialista, los síntomas más comunes que deben encender las alarmas son: dolor crónico persistente, rigidez al despertar o después de largos períodos de reposo, sensibilidad, calor e hinchazón en las articulaciones.
Estas señales, aunque en un inicio puedan parecer llevaderas, pueden dificultar actividades tan simples como abrir una botella, escribir o caminar.

Para confirmar el diagnóstico y recibir un tratamiento adecuado, el paciente debe acudir a un reumatólogo, quien es el especialista encargado de atender enfermedades del sistema inmunológico que afectan las articulaciones.
En cuanto al tratamiento, la doctora Cruz González detalla que suele incluir analgésicos para controlar el dolor, corticoides para reducir la inflamación y, en algunos casos, los tratamientos biológicos que el reumatólogo considere, según cada cuadro.
También es importante la terapia física y ejercicios específicos que fortalecen los músculos y ayudan a mantener la movilidad.

Las recomendaciones para los pacientes diagnosticados son claras: seguir al pie de la letra las indicaciones del médico tratante, mantener una rutina de actividad física adecuada y evitar la exposición a factores que pueden agravar los síntomas, como temperaturas extremas de calor o frío.
"El compromiso del paciente con su tratamiento es fundamental para mejorar su calidad de vida y frenar el avance de la enfermedad", subraya la especialista.
En Guatemala, se estima que aproximadamente el 0.6 % de la población padece artritis reumatoide, con mayor incidencia en mujeres en edad productiva.
Esta cifra refleja la necesidad de fortalecer los programas de detección temprana y educación en salud para que las personas reconozcan los síntomas y acudan a tiempo a los servicios médicos.
La artritis reumatoide, aunque no tiene cura definitiva, puede ser controlada si se detecta a tiempo. La clave está en la información, el diagnóstico temprano y la constancia en el tratamiento, para que las personas afectadas puedan llevar una vida más activa y menos limitada por el dolor.




