Un estudio realizado por la biofísica Alison Hill de la Universidad de Harvard reveló que las emociones se expanden como si fueran una gripe.
Esto se debe a la empatía, ya que en el pasado primitivo esta era la encargada de percibir cómo actuaban los otros y alertaba sobre posibles peligros y dolores.
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Por ello, las emociones negativas son más contagiosas que las positivas. Según la investigación de Hill, una persona feliz es capaz de esparcir su alegría entre 9 y 11%, mientras que una triste puede hacerlo hasta en un 50%.
Cuando una persona sonríe o frunce el ceño, quienes están cerca responderán con el gesto recibido. Debido a esto, los malos gestos, normalmente causados por emociones negativas, pueden generar un ambiente tóxico cargado de estrés.
Esto dicen los expertos
Podría ser fácil cortar relación con las personas con estos problemas, pero no siempre se puede estar seguro de quiénes son, además la naturaleza dice que el ser humano debe ser capaz de leer las emociones negativas de los demás.
No se puede vivir en un mundo de arcoíris y mariposas, puesto que el instinto de supervivencia se apagaría.
Las personas más sensibles son más propensas a contagiarse de los sentimientos de los demás, por lo que la única solución es prestar atención a quienes están alrededor.
Los autores de Social Networks and Happiness, Nicholas Christakis y James Fowler, aseguran que las redes sociales también son un punto de infección, ya que la gente imita gestos de manera involuntaria.
Los expertos recomiendan analizar las altas y bajas de humor y tratar de localizar las fuentes perjudiciales.
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* Con información de www.cosmoenespanol.com
