El pintor y dibujante salamateco se convirtió en el primer centroamericano en obtener este premio internacional
TE PUEDE INTERESAR: Estudiantes guatemaltecos ganan competencia a nivel internacional
Ernesto Boesche Rizo nació el 26 de febrero de 1936 en Salamá, Baja Verapaz. Antes de ser ese maestro destacado en el dibujo y la pintura, fue un niño que se dejó asombrar por el mundo, lo que quedó plasmado en varias de sus obras, donde varios paisajes salamatecos fueron inmortalizados.
Sus padres, Guillermo Boesche Padilla y María Jacinto Rizo, supieron desde el inicio que el pequeño Ernesto destacaría en las artes, por lo que lo apoyaron para que, al terminar sus básicos en la Escuela Normal Central para Varones, se enlistara en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP).
Su talento y formación le permitieron conseguir una beca en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, España, donde recibió sus primeros reconocimientos por su destacado trabajo.
El maestro Boesche Rizo recuerda que estando en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en 1955, recibió su primer gran halago, pues el maestro de la clase de figura humana calificó su retrato al óleo como el mejor del salón.

Una parte importante de esta anécdota es que el mismo Boesche Rizo reconoce que él se había anotado a ese curso de forma libre, por lo que ni siquiera aparecía entre el listado oficial de alumnos y aún así, su trabajo fue elegido como el mejor.
Legado cultural
A partir de 1955 no dejaron de llegar los premios y las distinciones para el maestro Boesche Rizo, pues su trabajo comenzó a convertirse en un legado cultural para Guatemala y especialmente para Baja Verapaz.
En dicho departamento se creó, hace 40 años, el Certamen Anual de Pintura Ernesto Boesche Rizo, en honor al ahora homenajeado. Actualmente, suman 28 ediciones del evento y la actual está dedicada a la marimba.

A sus 89 años, llegó a su carrera artística un reconocimiento internacional como ningún otro: el Premio Leonardo da Vinci, el cual fue otorgado por el Consejo Internacional de las Artes (CIA), asociado a las Naciones Unidas de las Artes y las Ciencias (UNOTA), que trabaja de la mano con la ONU.
Este premio no fue para una obra en específico, sino que es un homenaje a toda su carrera, la cual destaca por sus piezas, pero también por el legado cultural en que se ha convertido, ya que esta ha servido de inspiración para muchos artistas.
El premio fue recibido por el maestro Ernesto Boesche Rizo en una ceremonia en el Palacio Nacional de la Cultura, en la cual dejó muy en claro que su carrera aún no termina. "Mientras me quede tiempo seguiré haciendo obra, aunque no con la velocidad de mis años jóvenes", afirmó ante los presentes.
