Expertos urgen a la colaboración intersectorial y a la innovación educativa para cerrar la brecha de habilidades y aprovechar esta ventana de oportunidad demográfica.
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Guatemala vive un momento crucial gracias al bono demográfico: dos de cada tres personas están en edad de trabajar, lo que representa una oportunidad para el despegue económico. El reto, sin embargo, es que cerca del 20% de los jóvenes que buscan empleo no lo encuentran, y más del 74% de los ocupados lo hacen en la informalidad.
La problemática reside en la desconexión entre el sistema educativo y las necesidades del mercado laboral. Las empresas demandan una mezcla de habilidades blandas, cognitivas, digitales y técnicas. Entre las competencias más requeridas se encuentran la adaptabilidad, el pensamiento crítico, la comunicación efectiva, el trabajo en equipo y el dominio de herramientas tecnológicas.
La paradoja de la formación
A pesar de ser la generación más educada y familiarizada con la tecnología en la historia de Guatemala, la juventud enfrenta empleos precarios y sueldos bajos. Guillermo Léverman, consultor asociado de la firma Cardinal, resume esta situación como la paradoja de: "más educación, menos estabilidad laboral".
Según Léverman, el mercado padece un "desajuste" severo. Aunque el 80% de las vacantes no exige experiencia, faltan candidatos con las bases mínimas para ser entrenados. Solo el 8.6% de la fuerza laboral tiene formación técnica o profesional, un porcentaje bajo que frena la innovación.
"La reducción de la brecha de habilidades es de suma importancia porque, si bien las empresas buscan talento y los jóvenes buscan trabajo, parece fácil juntarlos, pero no lo es. Se deben impulsar y fortalecer alianzas reales entre el sector público, privado y académico, e innovar con programas de pasantías que paguen algo más que experiencia y que ofrezcan acceso a tecnología que no sea del siglo pasado", refirió Léverman.
De la reacción a la inspiración
Para transformar esta realidad, se necesita más que el esfuerzo del Ministerio de Educación, que ofrece programas como el Programa de Becas de Formación Técnica Laboral en Inglés (PROBEFI) y capacitación en los Centros Municipales de Capacitación y Formación Humana (CEMUCAF).
La clave está en la colaboración real entre el sector público, privado y académico, según Fernando Escalante, director general de Vinculación Universitaria de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG).
Ante esta situación, la UVG propone las siguientes estrategias activas:
- Microcredenciales digitales: Módulos de 6 a 12 meses en ciencia de datos, Inteligencia Artificial (IA) o manufactura, que sirvan como puentes entre el bachillerato y la universidad.
- Plan de estudios basado en retos reales: Proyectos diseñados con empresas para que los estudiantes resuelvan desafíos industriales concretos.
- Educación dual temprana: Basada en convenios para que los estudiantes roten en empresas y laboratorios desde los primeros ciclos de estudio.
"Estas reformas buscan que la educación no solo 'reaccione' al mercado, sino que lo 'inspire': abrir nuevas vías industriales y tecnológicas alineadas al plan de desarrollo nacional", enfatizó Escalante.
Crecimiento con equidad
Para Escalante, es crucial crear mecanismos que aseguren la participación de jóvenes de zonas rurales, indígenas y mujeres en carreras relacionadas con las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).
"Si aspiramos a que Guatemala crezca con equidad, no basta con crear programas, hay que asegurarse de que todos puedan participar", reiteró el director de Vinculación Universitaria de la UVG.
Esto se logra con becas de acompañamiento integral que cubran renta y transporte, programas STEM con enfoque bicultural y en idioma local, y laboratorios itinerantes que lleguen a municipios alejados.




