Entre ellas hay dos niñas de 10 años, una en Petén y otra en Chiquimula.
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De enero a septiembre de este año, 1,618 niñas entre 10 y 14 años se convirtieron en madres y cada una representa un caso de violencia sexual que, por ley, debe considerarse delito con agravación de la pena, según el Observatorio de Salud Reproductiva (OSAR).
Entre ellas hay dos niñas de 10 años, una en Petén y otra en Chiquimula, además de varias más de 11, 12 y 13 años, maternidades prematuras que están directamente relacionadas con el aumento alarmante de delitos sexuales contra niños, niñas y adolescentes en el país.

De acuerdo con estadísticas del Instituto Nacional de Ciencias Forenses, recopilados por el Refugio de la Niñez, en el mismo periodo, 4,580 menores fueron sometidos a reconocimientos médicos por agresiones sexuales. De estas víctimas 4,082 son niñas y 498 niños, todos entre 0 y 17 años.
El número asciende considerablemente, ya que en 2024 se reportaron 4,403, es decir, 177 casos menos que ahora. Mientras que en 2023 se tuvo conocimiento de 3,922.

Los departamentos más afectados en 2025 son Guatemala, donde se registran 1,311 reportes, seguido de Alta Verapaz, con 348, y Huehuetenango, donde ha habido 298.
Niñas cuidando niñas
Paula es una niña de 13 años que espera un bebé. La menor cuenta que siente cómo su vientre crece, por lo que ya no puede jugar ni seguir estudiando, pues le han dicho que pronto dará a luz a una niña a la que deberá cuidar.
"Quiero que se haga justicia y que mi tío pague porque lo que me hizo", expresa la menor.
Al respecto, expertos en salud mental coinciden en que la situación ilustra la doble condena que enfrentan las víctimas, que además del daño físico y psicológico que sufren a raíz de ultrajes, tienen que asumir responsabilidades que truncan su infancia y educación.





