Guatemala es una sociedad en una serie de transiciones simultáneas. Como he venido comentando en las anteriores columnas, la población guatemalteca está en un proceso de transición de una población predominantemente rural a una, ya ahora y más aún en los próximos años, predominantemente urbana. La otra transición es un lento pero ya iniciado proceso de envejecimiento de la población guatemalteca. Somos aún una sociedad joven donde más de el 70% de la población tiene menos de 35 años, pero para el 2030 el 50% será menor de 35 años. La pirámide demográfica empieza a convertirse en un diamante. Finalmente está la transición de la Población Económicamente Activa por sector productivo. Justamente por ser una sociedad predominantemente rural donde un porcentaje importante de la economía estaba basada en la agricultura de exportación y de subsistencia hubo un momento en que nuestra Población Económicamente Activa se aglutinaba principalmente en trabajo agrícola para terceros o de subsistencia. Ese ya no es el caso.
Estos temas plantean un reto muy particular para muchos jóvenes que viven en el área rural. Muchos de estos jóvenes han tenido la oportunidad (que nunca habían tenido antes) de asistir a la escuela. Su escolaridad promedio subió casi a seis años (terminando primaria) y ello empieza a cambiar sus posibilidades para el futuro. Muchos de ellos viven con sus padres y un promedio de 4 a 5 hermanos. Las hermanas mantienen uno o dos años menos de escolaridad que los hombres. ¿Qué opciones tienen esos jóvenes hoy?
A muchos de ellos ya no les interesa seguir trabajando en el campo. Evalúan alternativas cerca y lejos de su comunidad. Las opciones más cercanas son las cabeceras de su municipio. Buscan seguir sus estudios hasta básicos, lo que no pueden hacer en su aldea. Algunos buscan estudiar hasta nivel diversificado, lo cual implica moverse a alguna cabecera departamental y si buscan estudiar en la universidad a alguna región metropolitana cercana (Quetzaltenango, Cobán, Jutiapa o similares). Esas son sus alternativas si lo que busca el joven es estudiar.
Sin embargo hay otros jóvenes que lo que buscan es generar ingresos. Las opciones pasan por buscar algún empleo formal en áreas como construcción, alguna maquila o industria. Algunos que tuvieron la oportunidad de estudiar magisterio o alguna carrera técnica u oficio tienen la oportunidad de ser maestros, policías, plomeros, electricistas o mecánicos. La baja escolaridad no permite buscar algo mejor pagado. La siguiente opción es buscar alguna oportunidad en la economía informal vendiendo productos en la calle, lavando carros o en ventas de comida. La mayoría de estas opciones las encuentran en ciudades intermedias y algunos pocos (cada vez menos) en Ciudad de Guatemala. Hay dos alternativas más para algunos jóvenes: migrar hacia Estados Unidos o incorporarse en alguna actividad ilegal.
El reto que entraña para las ciudades recibir a esa población joven, integrarla e incorporarla de una manera incluyente que tome en consideración las características multiétnicas y multiculturales de esa nueva composición social es un reto para el que aún no estamos preparados. Es una tarea pendiente y requiere de la participación de el estado, sector privado, académicos y sociedad civil en general.
Dios los bendiga y les recuerdo que toda la gloria, la honra y el honor son siempre para Jesús.
