El majestuoso jaguar de Petén, Guatemala, lucha por sobrevivir. Conoce las amenazas y cómo la Reserva Biósfera Maya protege a este felino vital para el ecosistema
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La pérdida de hábitat, la reducción de presas naturales y la fragmentación del bosque lo colocan en situación vulnerable, aunque Guatemala aún conserva poblaciones relevantes dentro de la Reserva de la Biósfera Maya (RBM).
"El avance de la reforestación, la expansión agrícola y la caza ilegal vulneran la integridad del felino", advirtió Francisco Asturias, ambientalista de Fundaeco, quien añadió que la demanda de piel y colmillos en otras regiones sigue siendo una presión latente.
Huellas que perduran
Según Rony García, especialista de la Wildlife Conservation Society (WCS), en años recientes se ha documentado la presencia del jaguar en El Mirador, Río Azul y el Biotopo Dos Lagunas, lo que confirma que la especie aún encuentra refugio en puntos clave de la RBM.

El Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) estima que en Guatemala habitan entre 1,000 y 1,200 ejemplares, ocupando el 58 % del territorio nacional, aunque solo el 47.2 % de esa área cuenta con algún grado de protección. Estos datos reflejan la urgencia de reforzar la gestión y conservación de corredores biológicos.
Guardianes del equilibrio
Para Bárbara Escobar Anleu, representante de Panthera Guatemala, la importancia del jaguar trasciende su conservación. "Por estar en la cúspide de la cadena alimenticia, regulan otras poblaciones y contribuyen incluso a la captura de carbono y la mitigación del cambio climático", explicó.
En la misma línea, Karen Aguilar, directora de Ordenamiento Territorial de Fundaeco, resaltó el valor del monitoreo realizado junto a WCS, Conap y Panthera en Mirador-Río Azul e Izabal, esfuerzos que fortalecen la conectividad en el Corredor del Jaguar.

Estrategias
Entre las acciones en marcha destaca el Programa Permanente de Monitoreo Poblacional del Jaguar, coordinado por Conap y WCS, que evalúa a largo plazo la efectividad de las estrategias de conservación en la RBM.
A ello se suma la labor de la Fundación Defensores de la Naturaleza (FDN) en Sierra del Lacandón, con restauración de hábitats y prevención de incendios, además de los aportes del CECON–USAC, que protege 700 hectáreas en el Biotopo Cerro Cahui y mantiene la conectividad entre Zots, Cahui, Tikal y Bioitzá, beneficiando tanto a las presas del jaguar como a las comunidades locales.




