Construido hace 52 años, el convento San Francisco Belén destaca por su arte sacro y su Vía Sacra, punto de devoción en Esquipulas.
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El convento y santuario San Francisco Belén, ubicado en Esquipulas, Chiquimula, tiene 52 años de fundación. Esta obra fue construida por los frailes franciscanos Bernardino y Antonio Quiñónez, con la ayuda de varios vecinos de la localidad.
Fue gracias a la ayuda del arquitecto Sergio Iván Búcaro que los religiosos construyeron el monasterio ubicado en el cerro Morola, así como las capillas del viacrucis y el salón de usos múltiples. Los pobladores fueron parte importante en la edificación, ya que colaboraron económicamente con donaciones para que fuera realidad.
Independientemente de la obra física, los frailes crearon una valiosa obra de arte sacro con cuadros con un significado espiritual profundo, con el peculiar toque que identificaba a Fran Bernardino.
Estos cuadros embellecen el interior del santuario y el convento, los cuales poseen un gran valor material que representa la vida de Jesucristo y sus santos.
Entre las instalaciones que también forman parte del convento destaca la Vía Sacra, una calle empedrada que conduce del barrio Jesús y María hasta la Capilla de la Virgen de Lourdes en el cerrito, en donde a un costado se construyeron las 14 estaciones del viacrucis.
El lugar es muy visitado por pobladores y turistas, quienes rezan el santo rosario y realizan diversas ceremonias por algunas etnias nativas de la región.
En 2016, el alcalde, Carlos Lapola, y su Concejo Municipal nombraron por Acuerdo Municipal esta calle y sus estaciones como la Vía Sacra, a la cual se le dio el nombre de los hermanos Bernardino y José Antonio Quiñónez.



