Quiero aprovechar la coyuntura política y social del Caso Siekavizza, y comienzo con un poco de amargura e incomodidad... ¿Hablar de perros cuando este caso es extremadamente humano? ¿Qué tiene que ver una mascota comparada con la magnitud de un crimen y secuestro? ¡Uff! Creo que me estoy autocastigando con estas preguntas que sentencian.
Pero si... los animales son parte de la familia y esta enigmática familia tuvo mascotas, así que supongo que algo valioso habrá que hacer o escribir. (Además, aclaro que no soy la primera periodista que se atreve a preguntar por el perro en medio de otros temas trascendentales como la justicia y todo lo que se viene). Confieso que me dio un poco de estrés llamar a Norma Cruz y a la organización de Voces por Cristina para indagar sobre este tema, por lo trivial que puede parecer, pero lo hice y es lo que deseo compartirles.
En medio de todo el caos tras la captura de Roberto Barreda y la aparición de los dos hijos Barreda Siekavizza, este detalle podría resultar un poco irrelevante. Sin embargo... ¿Por qué no contarles sobre esto?
La familia Barreda-Siekavizza siempre fue amante de los animales. Antes de la desaparición de Cristina, la familia tenía un Basset Hound (más conocido como Hush Puppy), de aproximadamente cinco años, y formaba parte del hogar. Se veía que lo cuidaban bien. Algunos vecinos conocidos del condominio ubicado en San José Pinula, donde vivía la familia, me comentaban que lo paseaban seguido, y eso que esta raza es bastante perezosa.
En algunos medios de comunicación ha aparecido, en varias ocasiones, la famosa fotografía familiar en donde está Cristina y sus dos hijos abrazando al perrito. ¿Qué fue de ese pobre animal después de la desaparición de Cristina?
No solo los seres humanos sufrimos la pérdida de un ser querido. Los animales también sufren en su condición; especialmente si quien partió fue su amo. Este es un tema largo, del cual hablaremos en otra ocasión. Pero seguro esa mascota también fue partícipe de un duelo.
Estoy segura que si los perros razonaran y hablaran, este Basset sería el mejor colaborador eficaz en el caso, ya que los animales pueden olfatear la maldad, las malas intenciones y el intento de hacer daño a muchos metros de distancia por la agudización de su olfato. Indudablemente, el can percibió todo y sabe lo que ocurrió con Cristina, pero jamás podrá contar la verdad.
De acuerdo con Norma Cruz, de la Fundación Sobrevivientes, el perro fue reubicado en un hogar temporal de amigos allegados a la familia Barreda De León. Quien se hizo cargo de ubicar a la mascota, fue Ofelia Beatriz de León, madre de Roberto. ¿¡Quién!? Sí. Ella misma.
Muchos animales también son víctimas de la violencia, y el trajín de la muerte, los lleva a su abandono total. Esto sucede a menudo en Guatemala, sobre todo en zonas donde habitan familias de pobreza y extrema pobreza.
Este can no corrió con tan mala suerte. Ahora, el Basset Hound está seguro en otra casa, en otra familia. Ojalá que lo cuiden bien como lo hacían los niños: Roberto José y María Mercedes Barreda Siekavizza.
Otro dato interesante que aportó la Fundación Sobrevivientes y la organización Voces por Cristina a este blog, es que Roberto Barreda compró dos perros, también Basset-Hound, en México. Había que llenar el gran vacío de la inestabilidad con la que vivían sus hijos en ese país.
Norma Cruz me comentó que los animales se habían quedado a disposición de las autoridades mexicanas y que los niños no se los pudieron traer. Sin embargo, leí una publicación y me enteré que una psicóloga recomendaba a la familia Siekavizza mandar a traer a los animales. Algunas fuentes hablan de un animal; otras, de dos. Juan Luis Siekavizza, abuelo de los niños, indicó que es muy oneroso el trámite para trasladar a las mascotas desde México, por lo que está analizando comprar otro.
¡Pobres niños! Si ya de por sí, la vida que estaban llevando era difícil, separarse de las mascotas es como recibir otro balde de agua fría en la nuca.
Yo no soy quién, ni nadie es quién, para dar recomendaciones a esta familia. Considero que en nuestro país, muchas familias, de todas las clases sociales, atraviesan por situaciones similares. Mi humilde recomendación a través de este blog, es que esa familia adopte una mascota o bien, que haga el esfuerzo por tramitar el traslado del perro olvidado en México. Los menores ya han sufrido varias pérdidas y opino que el recuperar algo como su mascota, podría serenarlos un poco y rebajarles un poco la dosis de tensión.
Dios creó a los animales con un propósito. Todos tienen una misión en la Tierra. Los dinosaurios no murieron en vano, ellos realizaron un gran trabajo en la evolución de la vida animal del planeta. Los seres humanos nacimos rodeados de animales y eso es porque necesitamos de ellos. (No solo para comerlos todos ¿Eh?). Conste que yo no como animales ¡Ni uno solo!
¿A cuántas personas en el mundo, su mascota les ha cambiado la vida? Estoy segura que las cifras son incalculables. Para iniciar las estadísticas, comienzo por mí ¡A mí me cambiaron la vida! Ya les contaré por qué.
Varios sitios web especializados en animales, coinciden en que los perros representan una válvula de escape ante las tensiones y el estrés cotidiano. Además nos ayudan a mantenernos activos y animados.
El célebre español, adiestrador de perros, Jesús Gutiérrez, explica que los canes ayudan a los niños a afianzar su confianza, seguridad y sus relaciones sociales.
Los perros propician la actividad lúdica en los niños y los ayudan a ser responsables, además, logran que puedan desarrollar la ternura y mejoren aspectos de su personalidad.
Hay que reconocer la importancia de la amistad entre un niño y un perro. Los pequeños siempre apreciarán a un compañero que jamás será crítico con ellos y que los recibe con entusiasmo y alegría en cualquier circunstancia.
Por ello, coincido con la psicóloga que recomendó a la familia Siekavizza recuperar a la mascota. No comparto mucho la palabra "comprar". Un perro o un gato se deben "adoptar". Existen muchos negocios sucios con animales.
Insisto, mi humilde recomendación para los abuelitos maternos de los hermanos Barreda Siekavizza es que traigan a su amigo peludo de México o que adopten juntos a un perrito abandonado o que haya sido maltratado.
En cierta forma, si los niños reconocen que están acogiendo un animal que ha pasado por circunstancias semejantes a las de ellos, los reconfortará bastante. Esto funciona como una terapia y no hay mejor terapia que la compañía fiel de un animal.
¡Nos vemos la otra semana!





