Construido en el año de 1693, el Arco de Santa Catalina se yergue como el emblema principal de la Ciudad de Antigua Guatemala.
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El Arco de Santa Catalina, con su distintivo color amarillo y su reloj en la parte superior, es sin duda el monumento más fotografiado y reconocido de La Antigua Guatemala, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Más que una simple estructura, este arco es un testigo silencioso de la rica historia colonial y religiosa de Guatemala.

Un vistazo a su historia
Construido en 1693, el propósito original del arco era conectar el Convento de Santa Catalina con un anexo al otro lado de la calle. Esto permitía a las monjas cruzar sin ser vistas, manteniendo así su voto de reclusión.
A lo largo de los siglos, el arco ha resistido terremotos devastadores, y ha sido objeto de varias remodelaciones. El reloj que hoy lo adorna fue añadido a finales del siglo XIX, dándole ese toque tan característico.

¿Qué lo hace tan especial? Su estructura colonial, enmarcada por el majestuoso volcán de Agua al fondo, crea una imagen icónica que atrae a fotógrafos y turistas de todo el mundo.

Este se ubica en la 5a. avenida Norte, más conocida como la "Calle del Arco"; este monumento es el centro de la vida antigüeña. A sus alrededores encontrarás una vibrante atmósfera con cafés, restaurantes que ofrecen lo mejor de la gastronomía guatemalteca, tiendas de artesanías y galerías de arte.

Además, el arco es parte fundamental de las celebraciones y tradiciones de Antigua, especialmente durante la Semana Santa, cuando las impresionantes procesiones pasan justo debajo de él.
Recomendaciones para tu visita:
- Captura el momento: no olvides tu cámara o celular con buena resolución para inmortalizar las vistas.
- Explora los alrededores: dedica tiempo a pasear por la Calle del Arco y sus alrededores. Disfruta de un café guatemalteco con vista al arco, explora las tiendas de artesanías para encontrar productos únicos o visita museos cercanos, como el de Jade o el de Arte Colonial.
- El Arco de Santa Catalina no es solo un monumento, es el alma de la Ciudad Colonial, un lugar donde la historia, la cultura y la belleza natural se fusionan para crear una experiencia inolvidable.





