Dicen que es el heredero de Carlos “el Pibe” Valderrama e, igual que él lo hizo en la selección cafetera, porta al dorso el 10 en Brasil 2014. Se llama James Rodríguez. Lidera la tabla de goleadores del mundial. Se echó al hombro a Colombia que, sin Radamel Falcao en la nómina, buscaba un líder en la cancha.
Y con sus 22 años (Cúcuta, Colombia, 12 de julio de 1991), James lo ha hecho bien.
Sus números hablan por él en Brasil 2014. Cuatro asistencias a gol en cuatro partidos, dos de ellas en el triunfo contra Japón, en donde entró de cambio y metió a Colombia en los octavos de final. Cinco goles en este Mundial, dos de ellos en la victoria contra Uruguay que los lleva por primera vez a los cuartos de final. En tres de cuatro juegos, James fue nombrado el jugador del partido.

No por nada FIFA lo nombró el mejor jugador de la primera fase del Mundial con base a la eficacia en sus remates, asistencias a gol, acompañamiento en defensa y pases acertados. Con 9.79 puntos, el volante del Mónaco quedó al tope del ranking seguido por el croata Ivan Perisic (9.74) y David Luiz (9.69), de Brasil; en un listado en el que el top 10 solo aparece uno de los llamados a ser figura en el mundial: Neymar (octavo, 9.55 puntos).
Valderrama ya dijo que James es la mayor referencia del fútbol colombiano y que lo está refrendando en el Mundial. No es primera vez que lo alaba. En noviembre de 2011, ya había dicho: “No hace falta un ‘Pibe’… James es mi sucesor.”

Pero lo de James no es casualidad. Es la combinación de su historia, su madurez deportiva, su buena técnica futbolística, la apuesta por la juventud de un técnico con visión y el juego de toda la selección colombiana.
Cuentan que cuando era un adolescente, James se acercó a al técnico Omar Suárez para preguntarle cuánto le costaría recibir entrenamientos particulares. El mismo Suárez asegura que eso solo era una muestra de que quería ser el mejor. Y lo mostró en el Envigado FC, de Colombia; en el Banfield argentino; en el Oporto, de Portugal, que lo traspasó por 45 millones de euros al Mónaco francés. Hoy se rumora que lo quieren el Manchester United, el Borussia Dortmund y el Real Madrid.
James habla con fútbol. Punto.
Pero su brillo en el Mundial no es solo su mérito. Junto a la entrega personal del volante está la apuesta de José Pekerman, que confió en él para llenar el vacío que dejó en la cancha Falcao. Así, movió a James de la banda izquierda para el centro, donde se convertiría en el creativo de Colombia.
Y la apuesta de Pekerman le salió bien. “La sustitución de alguien como Falcao no es algo fácil. Siempre hay lugar a dudas, pero todos mis jugadores han asumido la responsabilidad ", dijo Pekerman, tras derrotar a Costa de Marfil, y me quedó en la cabeza la frase “todos mis jugadores”.
Y ese es el segundo punto del éxito de James: Un equipo detrás de él. “Todo esto lo ha dado el funcionamiento del equipo, todos aportamos desde nuestras posiciones”, reconoció el portero cafetero David Ospina. Y James apoyó sus palabras, sabiendo que tras el pase a cuartos de final su responsabilidad en el campo también ha crecido y que es una responsabilidad compartida con sus compañeros. Una responsabilidad con todo un país.





