Preparado por vivos para recordar a los muertos, a los seres queridos que ya se marcharon, ese es el fiambre que está en la mesa de los guatemaltecos cada 1 de noviembre, para celebrar el día de Todos los Santos.
En Guatemala hay muchas costumbres el 1 de noviembre: se echan a volar barriletes gigantes en Sumpango para recordar a los difuntos, se hacen visitas al cementerio, se adornan las tumbas, se les dejan platos de comida a los muertos y para los que no han dejado este mundo se preparan fiambres de todos colores -verde, rojo, blanco- y se sirven los postres de la época, como jocotes, ayote, manzanilla, garbanzos en miel, mole de plátano y moyetes.
Para conocer un poco más sobre el fiambre y su preparación, Rosita de Castillo, de 70 años, y Luvia Prera, de 75, platicaron con Soy 502 y contaron su particular forma de preparar este plato tradicional.
El fiambre es un plato que se come frío, cuyas recetas pasan de generación en generación, y que se prepara siempre con dedicación y mucho amor. Para estas dos mujeres guatemaltecas, lo más importante y alegre es reunir a los seres queridos para pasar un día de Todos los Santos en familia.





