El viernes 31 de octubre, el Ejecutivo y muchos otros entes estatales decidieron correr para ese día el asueto del 1 de noviembre. Por la mañana el tráfico fue increíblemente placentero, comparado incluso con los días post colegio de finales de octubre. Esa mañana iba camino a San Rafael, una comunidad de Villa Canales a la cual se accede en el kilómetro 36 de Carretera a El Salvador. Estando tan cerca del epicentro de oportunidades, decisiones y acceso a servicios de Guatemala no pude evitar sentir la existencia de una increíble negligencia, una increíble mediocridad en la clase política para que comunidades, familias y personas que fácilmente podrían tener otro presente sigan condenadas a seguir esperando.
Pienso después de haber leído los periódicos del día y escuchado los “chismes” y noticias del acontecer político nacional que la relevancia de los asuntos prioritarios del país sigue asumiéndose con esa mediocridad pueril que sólo genera mucho ruido pero permite que todo siga igual. Grandes batallas o grandes pantallas se juegan en los corredores de los Organismos del Estado.
Imagino que los representantes de turno mueven sus piezas y juegan sus cartas en esas “grandes” batallas políticas, de las que cuentan los periódicos, con aire competitivo, inspirados y movidos por un alto deseo de victoria. Hasta puedo imaginar a los de naranja, los de rojo, verde, amarillo, morado y de todos los colores habidos y por haber, anhelando y confabulando en ese terreno: ora por las cortes; ora por el presupuesto, bonos, préstamos; ora por la Presidencia y así, hasta pelear el último grano de arena.
Supongo que entre esos grandes luchadores que tiene la política chapina habrá quienes se vean así mismos como herederos de Talleyrand o tal vez como pares de Frank Underwood, pero tropicalizados; pero en verdad, estando en San Rafael, viendo la realidad de lugares tan cercanos y tan olvidados, sólo puedo pensar que se asemejan a Pirro. Pienso en Pirro de Epiro, ese rey guerrero de la antigüedad, que ganando batallas a un costo insufrible para su propio bando lo hicieron exclamar: “otra victoria como esta y habré perdido la guerra”.
Victorias como esa se parecen tanto a las que los políticos locales se están procurando, porque no importando el bando o el sector, quien resulte ganador obtendrá victorias pírricas; victorias que debilitan nuestra institucionalidad, que anulan la posibilidad de trazar una agenda de país a mediano plazo e impiden que como sociedad empecemos a ver resultados en las verdaderas necesidades ciudadanas. En balde habremos vivido una campaña política ininterrumpida desde 2011 si no importando quienes resulten electos en los comicios, esos triunfos han asestado y seguirán golpeado a Guatemala como grandes derrotas.
Los políticos chapines son pírricos, son como gallitos de pelea listos para brincar y asestar picotazos pero incapaces de ganarle batallas a los problemas de este país. Son pírricas sus victorias porque detrás de cada “logro” suyo, hay hambre, dolor y miseria. Hay una ciudadanía que se desangra, una juventud cuyas alas se cortan y un devenir que se oscurece.
Así que pensando en sus intrigas, pienso en su mediocridad. Porque ese juego y ese circo pudieran ser lo mismo pero con sentido. Puedo pensar que esa teatralidad circense es natural de la política, pero al menos en otros contextos se practica con un sentido de causa; por otro lado, aquí se practica por deporte o por dinero, que en ambos casos hace que los pobres sigan siendo pobres y esta tierra siga llorando sangre.
Goyo Saavedra, Gerente General
TECHO Guatemala
