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Setenta años hace

  • Por Soy502
27 de enero de 2015, 23:11

El 27 de enero de 1945, soldados soviéticos liberaron el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, en Polonia. Se toparon con prisioneros que apenas podían ponerse en pie y en el “puro hueso”, según sus relatos. Se encontraron con pilas de cadáveres y percibieron  un olor indescriptible.  Eran los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial; en este lugar había ocurrido la masacre de 1.5 millones de personas, la gran mayoría judíos europeos. 

En los eventos de conmemoración del 70 aniversario estuvieron presentes algunos de los pocos sobrevivientes que aún quedan. Otros han posado para ejercicios como estas foto galerías, todos con el mismo propósito en mente: repetir, de nuevo, el mensaje que han pronunciado durante estos siete decenios: no puede olvidarse lo que pasó en Auschwitz. Ni tampoco lo ocurrido en Dachau, Buchenwald, Chelmno, Belzec, Sobibor, Bergen-Belsen (donde murió Ana Frankhttp) o Treblinka. La infamia del genocidio nazi se tradujo en la muerte de 6 millones de judíos. En 250 días (de abril a noviembre de 1942) asesinaron a 2.5 millones de seres humanos, a un macabro promedio de diez mil al día. 

Alemania no tiene derecho a olvidar
Angela Merkel
, primera ministra alemana

Desde 1945 se ha repetido con vehemencia el “Nunca jamás”. Se dijo que era imposible replicar una tragedia de estas proporciones, porque el horror se había superado a sí mismo. Sin embargo, la humanidad no aprendió. Los ejemplos sobran. ¿Campos de concentración? Los que se organizaron en Yugoslavia hace apenas 20 años. ¿Masacres indiscriminadas? Las cometidas contra la población civil en este país, de las que da cuenta el Informe para el Esclarecimiento Histórico. En Ruanda, 800 mil personas, entre hombres, mujeres y niños, la mayoría tutsis, fueron víctimas del genocidio, en 1994.En los Campos de la Muerte de Camboya murieron uno de cada tres habitantes de esa nación asiática. Y apenas han transcurrido setenta años.

Por eso hoy, como siempre, es necesario decir otra vez “Nunca jamás”. El Papa Francisco, en su cuenta de Twitter, escribió: “Auschwitz es un gran grito de dolor que, en ese gran sufrimiento, está pidiendo un futuro de respeto, paz y de encuentro entre los pueblos”. La canciller alemana, Angela Merkel, dijo por su parte que en Alemania “no tienen derecho a olvidar". Y para recordar es indispensable el conocimiento.

De la Shoá hemos aprendido mucho: ahí están los relatos, los museos, los memoriales. Yad Vashem se estableció, desde 1953, como un “centro mundial de documentación, investigación, educación y conmemoración del Holocausto”.  Pero en Guatemala apenas hay relatos. Nada de centros de documentación. Ni un solo museo. Cero memoriales. Lo que hay es un “debate” entre sordos, es decir, los dueños de la razón y los que la poseen de manera completa. Y, ¿cómo procurar que un hecho no se repita, si ni siquiera se sabe qué ocurrió? Halina Birenbaum, sobreviviente de Auschwitz, lo dijo con toda claridad este 27 de enero: “Yo sé a qué tipo de infierno lleva el olvido”. 

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