Una falta de sentido común. Una carrera digna de piratas. Hemos llegado al colmo de la desfachatez. Así estamos en plena carrera preelectoral.
Es triste que tengamos una oferta política tan pobre, tan falta de honradez y con tan descarado desprecio por la ley.
Ni modo: es la oferta que responde a la demanda.

Una sociedad en la que es común escuchar historias de "me chocó y huyó" o simplemente no pagó. O ver personas pasándose un semáforo en rojo o conduciendo contra la vía.
Así es esta sociedad en lo poco: no podemos esperar que valore candidatos de sólidos principios morales, probos, versados en el arte de gobernar, con carreras exitosas en su oficio.
Acá abundan los aprovechados, los que han hecho fortuna de la pobreza de la propia gente; los que viven de privilegios o compadrazgos.

Yo ya estoy harto, no sé usted.
Elegimos para jueces a gente sin experiencia. Ahora un tipo que tiene pocos o ningún mérito en su carrera, pero goza de cuello, quiere llegar a ser magistrado. Un copión ególatra quiere ser presidente. Un oportunista megalómano también. Para alcalde, la carrera es igual de absurda. ¿Ya vió lo que hay de oferta?
Busque en los partidos y verá un apologista del delito como candidato. Dentro de los típicos candidatos a diputados, hay cada personaje. Ya echamos a un copiador del congreso, pero el hemiciclo sigue albergando más rarezas que el circo hermanos López.
Los famosos "caciques" que terminan siendo alcaldes o diputados distritales, poco ilustran de vidas probas, rectas, ejemplares. Sin embargo, admirados por todo el pueblo, se erigen en una especie de Quetzalcoatl esperando el equinoccio.
Ya basta de votar por la astucia, por el machismo, por el ego de salvador. Empecemos, como ciudadanos, a exigir verdadera probidad, honradez, éxito real, carreras ilustres, ya sea de plomero o abogado, albañil o ingeniero. Gente con vidas de familia plenas y felices. Gente con don de servicio.
Mientras los votantes pidamos y votemos por los anti valores y como ciudadanos aplaudamos esas astucias de salirse con la suya a cualquier precio, luego no vengamos a rasgarnos las vestiduras con los desfalcos, malversaciones e ineptitud.
Nuestros actuales políticos la tienen fácil si eso es lo que como votantes exigimos.
El cambio empieza en nosotros.





