El tiempo pasó y ya no varias de las actividades de antaño para festejar el 15 de septiembre en Guatemala.
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Este 15 de septiembre, miles de guatemaltecos celebrarán con antorchas, desfiles escolares y conciertos. Pero, para muchos, ese fervor patrio se convierte en una oportunidad para reconectar con la historia, la familia y la cultura.

Para el cronista guatemalteco Miguel Álvarez, las escuelas y colegios desempeñan en la actualidad un papel fundamental en la construcción del sentido patriótico en las celebraciones de independencia.

En este sentido, Álvarez enumera algunas tradiciones que en la actualidad ya no se realizan.
Ya no hay Oratoria
En la década de 1960, por ejemplo, las celebraciones eran acompañadas con marimbas en el Portal del Comercio, y luces azul y blanco decorando cada rincón del Parque Central.
Las calles se llenaban de personas que coreaban el himno nacional con respeto, mientras la concha acústica recibía a artistas patrióticos, según explicó Álvarez.
Las 21 Salvas
Las 21 salvas de artillería se han convertido en una tradición en Guatemala, utilizadas para rendir honores en ocasiones especiales. Una de estas ocasiones es la izada y arriada de la Bandera Nacional, que se realiza cada 14 de septiembre a las 6 de la tarde, como parte de las celebraciones patrias. La instsrucción sale del Mininisterio de la Defensa
Además, el 15 de septiembre también se ejecutan salvas a las 6:00 y a las 18:00 horas, manteniéndose vigente esta ceremonia con las tradicionales 21 salvas.
Cuando se habla de "cañones y obuses" se hace referencia al arma utilizada que participa en las actividades, y lo que normalmente disparan son granadas. Sin embargo, en el caso de las salvas de artillería ceremonial, no se usa munición real.

Estas salvas solo contienen pólvora, parafina y cartón, y al ser percutidas, no generan daño alguno. Solo producen una explosión con fogonazo, sin proyectil. Esto se hace, por ejemplo, en ceremonias fúnebres militares, donde se rinden honores sin usar ojivas ni proyectiles reales, únicamente con el sonido y el fogonazo como muestra de respeto y solemnidad.
El Coronel de Artillería Rony Urizar agregó que, "las salvas de artillería no solo son una manifestación de respeto y solemnidad, sino que también representan un vínculo profundo con nuestra historia y los valores patrios. Son un símbolo de unidad y un recordatorio del sacrificio de quienes lucharon por la patria".
En este proceso, es una batería de obuses, calibre 105 milímetros la que ejecuta las salvas, utilizando personal artillero que forma parte de la unidad encargada de este ceremonial. Ellos son los responsables de coordinar y ejecutar las salvas de manera precisa, manteniendo viva la tradición y asegurando que el acto se realice con el máximo respeto y profesionalismo.


De los tedeums al civismo escolar
Los registros más antiguos señalan que, en tiempos de los liberales, la independencia se celebraba con un tedeum y un acto popular.
Más adelante, se incorporó el desfile militar, como lo narra José Martín en su libro Guatemala (1868), donde describe cómo el desfile partía del Palacio hasta el entonces llamado Campo Marte.

Con el paso del tiempo, los desfiles se trasladaron al Estadio Nacional, y más recientemente, a las calles de barrios y zonas populares.
La evolución de estos actos también incluyó un cambio importante tras los Acuerdos de Paz en la era de Álvaro Arzú, donde se promovió una versión menos militarizada, reemplazando bandas de guerra por bandas escolares, y retirando el uso de armas en colegios.

Las antorchas
Uno de los íconos modernos de estas fechas es la antorcha. Pero pocos saben que su origen se remonta al gobierno de Juan José Arévalo, cuando se organizó una caminata cívica desde Ciudad de Guatemala hasta San José, Costa Rica, siguiendo la ruta que llevó el Acta de Independencia en 1821 hasta Cartago.
Desde entonces, el fuego patrio se convierte en símbolo de libertad, partiendo del Monumento a los Próceres (Obelisco) y encendiendo el espíritu de miles de estudiantes y ciudadanos.
Concursos patrios
En tiempos pasados, los concursos de oratoria y crónica eran parte fundamental de la educación guatemalteca, formando en los estudiantes el amor y respeto por la patria. Así lo recuerda Álvarez, asegura que estos concursos eran memorables para fortalecer la identidad nacional.
Colores Cívicos
Durante las celebraciones patrias, la ciudad se vestía con los colores nacionales azul y blanco. Las calles, las casas y los comercios lucían decorados con los símbolos cívicos que llenaban de orgullo a los guatemaltecos. Este ambiente festivo era palpable y se respiraba un fuerte sentido de pertenencia.
Marimba y artistas
Otra actividad destacada eran las marimbas en el Portal del Comercio, mientras luces azul y blanco iluminaban cada rincón del Parque Central. Las calles se llenaban de gente y la concha acústica recibía a artistas patrióticos.

Actos oficiales
Álvarez relata que hasta los años 60, cada 15 de septiembre, a las seis de la tarde se llevaban a cabo actos oficiales que congregaban a una multitud en la plaza principal. "Eran eventos interminables, llenos de civismo y respeto", comenta.
"En aquellos días, el Himno Nacional de Guatemala y el Himno de Centroamérica se cantaban cada lunes con solemnidad", dice Álvarez.

El desafío de no olvidar
Aunque vivimos en una era globalizada, donde es fácil pedir una hamburguesa en lugar de un chile relleno, o escuchar música extranjera en vez de marimba, el verdadero reto está en no perder lo nuestro, explica Álvarez.

"Está bien comer lo mismo que en Madrid o Buenos Aires, pero no debemos olvidar que en Quetzaltenango se comen paches y en La Antigua, chiles rellenos", reflexiona el Cronista de la Ciudad.
˝Hoy, más que nunca, el Ministerio de Educación, los maestros, padres y líderes comunitarios tienen la misión de enseñar a las nuevas generaciones que el 15 de septiembre no es solo un feriado, sino una fecha de responsabilidad, memoria y futuro compartido"", dice Álvarez






