Alfredo Ajpacajá, el destacado ciclista guatemalteco originario de Totonicapán, se consolidó como una leyenda del deporte nacional al conquistar la Vuelta Ciclística a Guatemala 2018.
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Su historia, marcada por la disciplina y superación desde su aldea Barranché, demuestra cómo el campeón logró trascender obstáculos para convertirse en un referente en las dos ruedas e inspirar a nuevas generaciones.
Alfredo Ajpacajá es un ciclista guatemalteco que ha destacado en la última década gracias a su constancia, disciplina y logros deportivos. Su mayor triunfo llegó en 2018, cuando se consagró campeón de la edición 58 de la Vuelta Ciclística a Guatemala, convirtiéndose en el primer ciclista originario de Totonicapán en ganar esta prestigiosa competencia y en el décimo sexto guatemalteco en lograrlo en la historia.

Gran parte de su vida la desarrolló en su aldea natal, Barranché, Totonicapán. En aquella montaña aprendió el cultivo de maíz y heredó de su padre la habilidad de la carpintería. Desde muy niño trabajó junto a su familia para salir adelante, y fue precisamente en su niñez cuando tuvo sus primeros acercamientos al ciclismo.
Acompañaba a su papá desde temprano para recoger y transportar basura en una bicicleta, y él mismo se encargaba de reparar las cadenas y las llantas, iniciándose así en el mundo mecánico y deportivo de las dos ruedas.
Su trayectoria deportiva comenzó formalmente a los 19 años, al integrarse al equipo Cable DX–Decorabaños. Con esta escuadra participó en dos Vueltas de la Juventud, donde logró un subcampeonato. Un año después, en 2009, corrió su primera Vuelta a Guatemala y subió por primera vez al podio en la etapa 11, tras finalizar en el tercer lugar.

En 2010, enfrentó uno de los momentos más difíciles de su carrera, al verse involucrado en un caso de dopaje que lo llevó a una suspensión de dos años por parte de la Federación Guatemalteca de Ciclismo. Sin embargo, regresó con determinación y desde 2012 ha participado de manera consecutiva en la Vuelta a Guatemala, consolidándose como uno de los ciclistas más competitivos del país.
Su primer triunfo en una etapa de la Vuelta llegó en 2016, al ganar la segunda etapa de la edición 56, disputada entre Jutiapa y Chiquimulilla. Para entonces, Ajpacajá ya había comenzado a destacar también en competencias nacionales. Ese mismo año se proclamó campeón de Metas Volantes de la Vuelta Altiplano Marquense y previamente había ganado la Clásica del Colegio Virgen de la Asunción (2015), además de ser campeón en múltiples Clásicas Nacionales desde 2012.
En 2017, confirmó su crecimiento deportivo al sumar dos nuevas victorias de etapa en la Vuelta a Guatemala, portar durante varias jornadas el suéter de líder y finalizar segundo en la clasificación general, solo por detrás de su compañero de equipo Manuel Rodas. Ese año también ganó la Clásica Navideña–Tiquisate, fue campeón de Montaña de la Clásica Chimazat y volvió a figurar entre los mejores del ciclismo nacional.

La cúspide de su carrera llegaría en 2018, cuando alcanzó su máximo nivel deportivo al proclamarse campeón de la Vuelta a Guatemala. En esa edición conquistó dos etapas, incluida una exigente cronoescalada en Piedra María Tecún, Totonicapán. Ese mismo año reafirmó su talento al obtener nuevamente el título de campeón nacional de contrarreloj por equipos, logro que repetiría en 2019 y 2022, además de un largo historial de triunfos en Clásicas Nacionales a lo largo de toda la década.
En lo personal, desde 2016 está casado con Wendy García, quien se ha convertido en su mayor apoyo a lo largo de su carrera deportiva, acompañándolo en cada desafío y triunfo.
Después de más de 12 años de perseverancia y entrega al ciclismo, Alfredo Ajpacajá se mantiene como uno de los referentes del deporte guatemalteco. Su historia es ejemplo de disciplina, superación y amor por las dos ruedas, inspirando a nuevas generaciones de ciclistas que ven en él un modelo a seguir.






