Son los días de las listas, el momento para reflexionar sobre el legado de 2014. Abundan las recopilaciones y los recuentos, ya sea de las mejores películas o de las personalidades que nos dejaron. O bien acerca de lo que marcó tendencias o de aquello que hizo avanzar al mundo. Diversos medios de comunicación se embarcaron en la tarea de pasar revista a este año que está por exhalar su último suspiro e, incluso, Google elaboró un video que resume, en un minuto y 32 segundos, qué buscamos como planeta. De acuerdo con ese trabajo, la esperanza tiene nombre: es el de Malala Yousafi, la jovencísima Premio Nobel de la Paz, quien también figura “entre las mujeres más admiradas” en Estados Unidos, según una encuesta de Gallup, que la coloca justo detrás de Hillary Clinton y Oprah Winfrey.
A nivel global, lo más buscado en Google fue el nombre de Robin Williams, el actor ganador del Premio Oscar, fallecido el 11 de agosto a los 63 años. Pero también los internautas se dieron a la tarea de averiguar sobre temas relacionados con su muerte y teclearon infinidad de veces los términos “depresión” o “enfermedades mentales”. A otras de las personalidades que se fueron para siempre en 2014 las recuerda BBC en un video de 6 minutos y 29 segundos, encabezado, claro está, por Williams, y que también muestra imágenes de actores como Lauren Bacall, Mickey Rooney o Philip Seymour Hoffman; cómicos como Joanne Rivers; políticos como Ariel Sharon o Eduard Shevardandze; el diseñador Óscar de la Renta; el futbolista Eusebio; la poeta Maya Angelou y escritores como Nadine Gordimer y Gabriel García Márquez. Sí, este año enterramos a dos Premios Nobel de Literatura. A la sudafricana que lo recibió en 1991 y al genial colombiano acreedor del galardón en 1982.
El 2014 fue también el año en que se inició la peor epidemia de ébola de la historia. Surgió en Guinea antes de expandirse a Sierra Leona y Liberia, y el último balance divulgado por la Organización Mundial para la Salud, el lunes 29 de diciembre, daba cuenta de la muerte de 7 mil 842 personas de un total de 20,081 casos registrados. Algunos de ellos médicos y enfermeras que no han tenido miedo al contagio con el ánimo de salvar algunas vidas, como los doctores Sheik Umar Khan o Martin Salia y 13 voluntarios de Médicos Sin Fronteras.
A los últimos 365 días también los marcó otro tipo de tragedia, de esas que se conocen con letras y números: MH370, MH17 y QZ8501. Tres aviones de Malasia. El primero, desaparecido con 239 personas a bordo, el 8 de marzo. El segundo, derribado sobre territorio de Ucrania. Ninguno de sus 298 pasajeros sobrevivió. El tercero, el más reciente, cayó en el mar de Java, apenas este domingo 28. Se conoce ya su ubicación y se recuperan los restos, incluyendo los cuerpos de algunos de los 162 que viajaban en él. Sin embargo, el año cierra sin certezas sobre qué ocurrió con el vuelo MH370.
De la tristeza pasamos a la esperanza. El avance científico del año, según los editores de la revista Science, está claro. Es la misión espacial Rosetta. Después de viajar por el espacio durante una década, la sonda y su módulo Philae llegaron en agosto al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko para estudiar su superficie. Ha logrado ya recabar información que fortalece la teoría de que los impactos de la Tierra con esos cuerpos celestes fueron los que proporcionaron la mayor parte de agua al planeta.
El año de Malala. De Rosetta. De la explosión de Instagram. De la violencia en Ucrania y de las manifestaciones con tinte racial como no se habían visto en décadas en Estados Unidos (disturbios en Ferguson, manifestaciones por la muerte de Michael Brown). También el año en que un “emoji” superó a todos los demás. Fue la pictografía más bajada y empleada en redes sociales: el dibujito del corazón. Eso pareciera darle la razón, otra vez, a The Beatles. Al final, todos los días de cualquier año, lo único que uno necesita es amor.
