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La trágica muerte de un niño en Huehuetenango movilizó a migrantes en Estados Unidos, quienes unieron esfuerzos para que el pequeño pudiera recibir una sepultura digna.
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Entre lágrimas, rezos y muestras de solidaridad, fue sepultado Domingo Francisco Manuel Tomás, de 9 años, en el cementerio de la comunidad de Suntelaj, Huehuetenango, durante la mañana del jueves 31 de julio.
La familia del menor, de escasos recursos, lo veló durante dos días en su vivienda, sin ataúd, mientras buscaban apoyo para costear una sepultura digna.
Domingo murió asfixiado al quedar atrapado en el techo de su casa cuando intentaba ingresar por una rendija para recuperar sus cuadernos antes de regresar a clases.
Durante el velorio, su cuerpo permaneció recostado sobre una cama, cubierto con una sábana y rodeado de flores, mientras vecinos y familiares hacían colectas para reunir fondos.
Al conocer el caso, al menos 50 migrantes guatemaltecos residentes en Estados Unidos enviaron dinero para cubrir el costo del féretro, las flores y otros gastos funerarios.
Gracias a ese apoyo, el niño pudo ser enterrado con dignidad, luego de un homenaje realizado por su escuela, donde cursaba tercer grado.
Durante la despedida, la familia del pequeño expresó su agradecimiento en akateko, reconociendo el gesto de solidaridad de los migrantes, vecinos y amigos que hicieron posible darle el último adiós.
