Muchos buses viajan sin respetar el límite de velocidad y con sobrecarga. Esto ha originado 27 accidentes en lo que va del año, con un saldo de 167 fallecidos.
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Los más de 43 mil buses que usamos en el país ya han cumplido con su vida útil en Estados Unidos y Canadá, donde los sacan de circulación a los 10 años. Estas unidades son subastadas y al darle una nueva oportunidad en el país pueden circular hasta 30 años más, según revela Édgar Guerra, de la Defensoría de los Usuarios del Transporte Público de Guatemala, de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH).
"El 90 % de los buses de parrilla o canasteras, como son conocidos, vienen de ser vehículos desechados y muchas veces no se ven las fallas que estos traen", expresa Guerra.
Modificaciones
Nuestro Diario viajó a Ciudad Vieja, La Antigua Guatemala; allí, Nelson Parada, propietario de reconstructora Antigua Jr., comentó cómo hacen su trabajo.

"Dentro de las modificaciones que se realizan están: remoción de paredes construidas con madera y duroport, cambio de piso y, en algunos casos, las formas de los asientos; paqueteras internas, parrilla superior con sus respectivas escaleras, cambio de caja automática a mecánica o manual, además de las luces y pintura, así como acortar el largo de un bus", explica Parada.
Guerra señala que estos cambios, en cierto momento, pueden afectar el funcionamiento de cada unidad. "Muchas de las modificaciones que se realizan afectan el centro de gravedad de las unidades, las parrillas que se le colocan en los techos para llevar mercadería, el acortar las dimensiones del bus, cambia el funcionamiento al ya no tener el peso original".
¿Son legales estos cambios?
Respecto de la legalidad, la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) indicó que "los propietarios de los vehículos únicamente pueden efectuar cambios en las características tales como color, motor, asientos y cambio de tipo para vehículos de transporte de carga", según se contempla en el artículo 30 de la Ley de Impuesto sobre Circulación de Vehículos Terrestres, Marítimos y Aéreos.

Durante el recorrido realizado, se pudo observar que ninguna entidad vigila y fiscaliza la funcionalidad de esos buses, porque es usual verlos en las carreteras a alta velocidad, peleando pasaje, introducir mayor cantidad de pasajeros de los que están permitidos y, lastimosamente, siguen siendo los protagonistas de trágicos accidentes.