San Jerónimo, entre raíces, fe y hospitalidad.
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Aunque es el municipio más pequeño de Baja Verapaz, San Jerónimo guarda una historia enorme, tejida entre tradiciones, raíces indígenas y una fe que marcó el rumbo del pueblo.

Esta ciudad es conocida como la Tierra del Azúcar Morena, en recuerdo de la industria comercial del siglo pasado, y como la Tierra de la Amistad, por la hospitalidad de su gente.
Sus orígenes se remontan a tiempos en que guerreros pipiles de vida seminómada poblaron el valle. Décadas más tarde, la llegada de misioneros dominicos, entre ellos fray Luis de Cáncer, fray Bartolomé de las Casas, Pedro de Angulo y Luis de Ladrada, cambiaría su historia para siempre.

En 1537, fray Luis de Cáncer ordenó construir la iglesia del pueblo, y fue él mismo quien notificó a la capital del Reino de Guatemala.

Como prueba de esta época, aún se conserva el Libro de Bautizos No. 1 en Salamá, un documento que detalla no solo los nombres, sino también la condición social de los bautizados: esclavos, mulatos, criollos o liberados.
Un detalle curioso que permanece en la memoria local es la forma antigua en que se escribía el nombre del municipio: "San Gerónimo", con G, como aparece en un antiguo rótulo de ingreso.
Hoy, con J, el nombre acompaña a un pueblo que ha sabido sobreponerse a las adversidades, siempre fiel a su historia y orgulloso de su identidad.





