Un Ferrari 250 GTO de 1963 acaba de convertirse en el automóvil más costoso del mundo, al venderse un 49 por ciento más caro que el último auto que ostentaba este récord. La operación, según ha trascendido en algunos medios norteamericanos, se cerró esta semana por 52 millones de dólares (unos 416 millones de quetzales).
Tal joya automovilística le pertenecía a Paul Pappalardo, un coleccionista de Connecticut, Estados Unidos, quien compró el auto en 1974, lo restauró y lo manejó en importantes carreras como la de Le Mans Classic en 2002.






