La escritora chilena Marcela Serrano visitó Guatemala para compartir con sus lectores en la XI Feria Internacional del libro FILGUA 2014.
La autora de la conocida novela "Antigua vida mía", cuya historia se desarrolla en la ciudad de Antigua Guatemala, compartió un momento con Soy502 para contar algunas anécdotas de su vida como escritora.
¿Porqué se inspiró en Guatemala para su obra?
De a poco, en el tiempo en que Guatemala vivía un conflicto armado, en Chile vivíamos la dictadura. Yo era militante de un partido de izquierda y estábamos muy preocupados de lo que ocurría en el resto de países latinoamericanos. Un día mi marido, que conocía el país, me dijo: "te voy a llevar a una ciudad única"... y llegué a Antigua. No fue un enamoramiento estético, fue metafórico. Había un ritmo en esa ciudad que te trasladaba al pasado, a la calma. Había mucho silencio, la adornaban los volcanes, no había modernidad y eso me enganchó: era un mundo que yo sentía más humano. Entonces dije: voy a volver, voy a escribir una novela aquí y lo hice. Me regalaron las llaves de la ciudad y guardo ese momento con mucho cariño.
Cuando cumplí 60 años (dos años atrás) mis hijas y mi marido me dijeron ¿dónde quieres cumplirlos?
Ellos estaban dispuestos a financiarme el lugar que quisiera y elegí Antigua. Quería que mis hijas conocieran y entendieran lo que me pasaba con esta ciudad. Elegí este lugar por encima de todos para celebrar. Conozco las distintas etnias del país, el trabajo que hacen, sus cafetales y he recorrido otros pueblos pero insisto, no es un enamoramiento estético.

¿Qué significa Italia en su vida?
¡Ay! (suspira), hay países que uno quiere mucho y te devuelven el amor. Italia fue un exilio, un momento muy delicado en la vida de cualquiera, doloroso y complicado. No sabíamos cuanto tiempo iba a durar Pinochet.Eso era lo raro de salir. Recuerdo su solidaridad y cómo nos abrieron los brazos. Fueron maravillosos. Yo era muy joven y viendo atrás me digo: ¿cómo estaba metida en tanto?
Yo era niña de mi casa, estaba acostumbrada a tener cerca a mi familia y encontrarme sola con mi marido fue difícil. Encaré por primera vez la pobreza que no conocía. De a poco los italianos empezaron a leerme. Los quiero y me quieren, siempre me llaman para que los visite. Tengo la fantasía de algún día vivir en una villa en La Toscana para dedicarme a escribir.
En un lugar como Latinomérica ¿hay machismo en el mundo literario?
Es muy difícil. Para los escritores, las escritoras existen muy poco. Hay una descalificación profunda, especialmente por parte de la crítica, diciendo: ¿tú escribes sobre mujeres? ¡Fuera! El hecho que las mujeres lean cada día más, hace que mis libros funcionen y den vueltas por el mundo. No pueden ignorarnos porque hay mucha fuerza por ahí, pero no es fácil.
En sus textos la mujer es heroína en su día a día y sus conflictos. ¿Le ha costado romper el esquema al hablar de nosotras?
¡He decidido romperlo! Nunca tuve la intención de escribir de "mujeres", era lo que yo sabía.
Escribir de mujeres es muy natural. Además he sido una buena lectora en la vida y me cansé de leer el punto de vista de los hombres, aunque no sabía que mi trabajo iba a ser tildado como "escritura femenina", hay tantos hombres escribiendo y lo hacen tan bien y cuentan tan bien de hombres que no lo tengo que hacer yo. Te cuento: no hay ningún hombre que me entreviste preguntándome por qué hablo de mujeres y siempre contesto ¿a ustedes les preguntan por qué hablan de hombres?.
Si usted asignara un género a la literatura ¿cuál sería?
Una mezcla de hombre y mujer.
¿Qué siente Marcela al ver sus textos hechos obras de cine y teatro?
No creas que es fácil. Nunca un escritor queda contento con las versiones de cine de sus novelas porque los directores tienen otra mirada. Me cuesta, pero soy conciente que hay que soltar.

¿Le habría gustado escoger a los actores que interpretarían a sus personajes?
En el caso de la película "Antigua vida mía" para el rol de Josefa, que es una cantante, sí habría elegido a Ana Belén. Ella fue muy bien elegida pero no me gusta la mirada que hay sobre la historia, habría preferido otra.
¿Cuál es el proceso creativo de Marcela y cómo logra hilvanar una historia?
Vienen solas y tienen que ver con la mirada. La diferencia entre alguien que escribe y alguien que no escribe radica en los detalles, el acontecer diario. Yo tengo los ojos muy acostumbrados, estoy atenta para convertir lo que veo en ficción. Cuando empiezo una novela empieza una obsesión, un concepto que da vueltas hasta el punto de concretizarse. Lo rico de empezar a escribir es que nunca sé bien dónde irá la trama. Tengo ideas que se van borrando en la propia escritura. Ddejo, suelto, a veces un personaje secundario para a ser mucho más importante, no tengo el final concebido, dejo que la historia se cuente a sí misma y eso es muy entretenido porque yo misma me voy sorprendiendo.
Ha vivido el exilio y ha viajado por cuestiones diplomáticas y en giras. ¿Qué piensa acerca de la situación de los niños migrantes de Centroamérica?
¡Es una tragedia!, me pregunto por qué la sociedad civil no se juega más por este tema. Merece atención y no lo veo en las calles. Por esto, el otro día leía una lista de Naciones Unidas que ponía Guatemala, El Salvador y Honduras en las listas de los países más peligrosos. Al final fue en Estados Unidos que se formaron las maras y ahora hacen oídos sordos.
En Chile teníamos una enorme desigualdad en la educación --sólo con dinero podías acceder a ella-- y un día todos salieron a las calles. Así se logró una reforma muy buena. Creo mucho en la movilización como forma de presión a los gobiernos para que reaccionen.
¿Ha tenido la inquietud de regresar de nuevo a sus raíces en la plástica?
No, fue una aventura preciosa y hasta el día de hoy mantengo una cercanía grande con ella. Me gusta ver lo que está pasando, sé más o menos qué ocurre pero no no puedo hacer dos cosas a la vez, no tengo la energía, la mantengo como un placer estético.
Entre las obras de Marcela Serrano también destacan: "Nosotras que nos queremos tanto", "Para que no me olvides", "El albergue de las mujeres tristes", "Nuestra señora de la soledad", "Un mundo raro. Dos relatos mexicanos", "Lo que está en mi corazón", "Hasta siempre mujercitas", "La llorona" y "Diez mujeres".





