La fotografía más icónica de Ernesto "el Che" Guevara, es una de las más reconocidas del planeta. Todo el mundo recuerda la misma imagen cuando hace referencia a él: la boina con una estrella, el cabello medio largo y con la mirada en el horizonte.
Antes que dicha imagen se hiciera popular a finales de los años 60, permaneció durante años guardada en el estudio del fotógrafo Alberto Díaz alias "Korda", quien la hizo en 1960.
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La imagen titulada "Guerrillero heroico", fue hecha en La Habana el 5 de marzo de 1960 en un funeral luego del sabotaje del carguero Le Coubre, un barco cargado de armas para la revolución cubana en el que fallecieron alrededor de 100 personas. En la biografía de "Ernesto Guevara La vida en rojo" de Jorge Castañeda, Korda recordaba así cómo hizo la imagen, en lo que considera "una casualidad".
"Yo estaba en un plano más bajo que la tribuna. Usé mi telefoto y recorrí a los personajes que están en el primer plano de la tribuna: Fidel, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir. El Che estaba parado atrás de la tribuna, pero hay un momento que yo paso por un espacio vacío, (..) y de un segundo plano emerge la figura del Che. Sorpresivamente, se me mete dentro del visor de la cámara y disparo", dice Korda.
Sin embargo, el éxito de la fotografía no fue inmediato. Fue publicada en 1961 para anunciar jornadas de la industrialización en Cuba, quedando de nuevo en el estudio de Korda hasta la muerte del Che en 1967, año en que se hizo popular tras publicarse en la revista París Match, siendo el editor italiano Giacomo Feltrinelli quien la convirtió en símbolo de los movimientos sociales de 1968 en Europa, al imprimirla en carteles.
Sin embargo, no siempre es la fotografía de Korda la que aparece en las camisetas del Che, sino una obra derivada: la versión a dos colores realizada por el artista irlandés Jim Fitzpatrick en 1968.
De símbolo revolucionario a ícono pop
El mismo año en el que Fitzpatrick creó la versión bicolor del retrato y Feltrinelli la distribuyó como símbolo revolucionario, Gerard Marlange, asistente del artista plástico Andy Warhol, la convirtió en el cuadro pop que muchos atribuyen al artista estadounidense.

Desde entonces, su difusión ha sido masiva. Tiene cientos de versiones y fue incluída en la lista de la revista Time de las fotos más influyentes de la historia. Ha sido eje de exposiciones, se ha estampado en camisetas, tazas, gorras y otros artículos sin que Korda recibiera dinero por ello hasta el año 2000, año en el que llevó a juicio en Londres a una marca de vodka por utilizar su foto en una campaña publicitaria.
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Korda ganó el juicio. Tardó 40 años en exigir sus primeros derechos de autor por la fotografía. En 2001, solo un año después de que se le reconociera la propiedad intelectual del negativo, el fotógrafo falleció.
A nadie se le escapa la ironía de cómo un ícono comunista acaba por convertirse en un producto capitalista. Lo que la imagen de Korda no ha perdido es su significado: revolución e inconformismo.
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*Con información de Verne
                    



                                
                                
                                
                                