Durante una reunión familiar, Luis Pedro Imeri comenzó a lanzar sus ideas acerca del proyecto de un nuevo negocio que deseaban montar y repasaban los nombres que este emprendimiento llevaría como estandarte. Tenía que ser certero y que se grabara con facilidad en la mente de los clientes.
Su padre les mostró una vasija de barro en forma de cono invertido que recién le habían obsequiado y les preguntó: ¿Cómo les suena Ánfora?
Así surgió el nombre de la cadena de pastelerías que actualmente cuenta con 36 puntos de venta y produce alrededor de 48 mil pasteles mensuales. Lo que comenzó como un negocio familiar, se transformó en 12 años en una corporación que aspira abrir pronto su primer punto de venta fuera del país.
Luis Pedro Imeri, su creador, fue reconocido recientemente por la Asociación de Gerentes de Guatemala (AGG) como el Gerente del Año en la categoría de Expansión por su árdua labor para lograr posicionar la marca Ánfora.
Ánfora, cuenta Imeri, es una vasija de barro que se utilizaba en la antigüedad para guardar alimentos, y bebidas. Su forma de cono invertido permite que funcione como filtro que purificaba los líquidos.
La historia de los pasteles que actualmente degustan miles de guatemaltecos comenzó en 2001 en una cafetería pequeña cuyas características distan mucho de la actual; en donde se vendían desayunos y almuerzos.
Sin embargo, fue hasta noviembre de 2005 cuando decidieron lanzarse a producir sus propios pasteles. Anteriormente vendían repostería hechos por otro negocio de la familia. Ese cambio les abrió las puertas para pensar en incluir a más socios.
Fue en 2010 cuando integró un equipo de trabajo al cual otorga el crédito del crecimiento. Logró conseguir el capital a través de inversionistas privados para convertir Ánfora en una corporación pastelera e integró una personalidad joven, fresca e innovadora, para atraer más clientes.
El concepto de servicio de Ánfora ha revolucionado este negocio en el país, desde la variedad de sus pasteles, hasta la presentación de los mismos: cada producto es visto como un regalo para el cliente y es por ellos que su empaque refuerza esa idea.
El objetivo de hacer de cada pastel algo diferente los llevó a darle a cada producto un nombre propio. Por ejemplo, uno de los pasteles más apetecidos, una mezcla de flan con pastel de chocolate, fue bautizado como Don Flancho. Recientemente lanzaron una variedad de pastel de fresas con crema y lo bautizaron como la Golozonica de Creamberry y la trenza de pan con un toque de queso se llama Piter Bonaparte, los pies son Pay-sanos, y el pastel de chocolate es Cocholate. En Ánfora las empanadas se llaman Chonchis, las porciones personales pueden ser en forma de musitos o payitos, y la línea telefónica para ordenar a domicilio es la Yumi-line.
Ánfora interactúa a diario con su clientela a través de su fan page en Facebook, en la que tienen una comunidad de 33 mil fans y buscan que el personal de sus tiendas sean jóvenes con ganas de crecer y aprender.
Los planes no se detienen y para el 2014 se concentran en abrir cuatro puntos de venta más para sumar 40 en su catálogo y para el 2015 o 2016 abrir su primera pastelería Ánfora fuera del país, principalmente en los mercados de Honduras y Nicaragua en donde, indicó, existe mercado y competencia para su modelo de negocio.




