En 1898 un ciudadano inglés mató al presidente en plena calle, aprovechando la oscuridad de la noche. Era un martes como cualquier otro: gente en las calles, teatros y cafés repletos en la Guatemala de finales del siglo XIX.
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En el teatro Colón, el más importante de la época, se presentaba el show de una artista extranjera que encantaba a todos, incluido el presidente José María Reina Barrios. Aquella noche, la del 8 de febrero de 1898, dio un espectáculo impactante porque entre el público estaba el mandatario. Después del show, lo invitó a pasar a su camerino. La gente rumoraba que eran amantes.
"Good night, mister president"
Reina Barrios salió del teatro cuando ya había caído la noche por completo. Era oscura y fría y las calles, que antes estaban llenas, ahora quedaban desoladas. Todo mundo se había ido a dormir. El presidente caminó en la penumbra, seguido por dos de sus guardaespaldas.
Aprovechando lo oscuro de la noche, un hombre lo acechaba. Le atajó el paso y lo saludó, "good night, mister president" (buenas noches, señor presidente), el tono revelaba que era extranjero.
José María Reina Barrios intentó responder, pero el hombre le apuntó un arma con firmeza y disparó. La bala entró por la boca del mandatario y lo mató al instante.
Un cadáver en el comedor
Los guardias llevaron el cuerpo a Casa Presidencial. Ahí lo colocaron con cuidado sobre la mesa del comedor y llamaron al consejo de ministros para que se reunieran de emergencia.
Uno a uno fueron llegando todos los ministros que, al nada más entrar, se sorprendían de ver el cadáver del presidente ensangrentado sobre la mesa.
En un salón del segundo piso se reunieron para planear qué hacer, para decidir los rumbos que el país debía seguir. No había tiempo para pensar en culpables, necesitaban orden y un mandatario de inmediato.
El sucesor fue el ministro de Gobernación, Manuel Estrada Cabrera, quien el día anterior se había peleado con Reina Barrios y había sido destituido.
