La marca que deja la huella de un dedo es suficiente para llegar hasta aquel o aquellos que hayan participado en homicidios, robos agravados, extorsión, hurto, violencia contra la mujer o accidentes de tránsito.
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Las huellas dactilares encontradas en una tolva y en una botella, se volvieron una prueba clave para identificar a Hilario Roberto Velásquez Arana, de 18 años, y a Marcos Daniel Zunún, de 20, como los principales sospechosos en el asesinato de Jorge Sebastián Pop, más conocido como Farruko Pop, según el fiscal que lleva el caso.
Pop fue encontrado estrangulado y enterrado a dos metros de profundidad en una casa abandonada de la colonia El Limón, en la zona 18, el 25 de mayo de 2024, cinco días después de haber salido de la casa de su hermano y visto por última vez en la sexta avenida de la zona 1.
Otros asesinatos como ese han sido resueltos, gracias a que, como explica Alfredo Muñoz Oliva, perito y jefe del laboratorio de lofoscopia del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif). "No hay crimen perfecto, las huellas siempre van a delatar al responsable del crimen o delito que se investiga", asegura.
La marca que deja la huella de un dedo es suficiente para llegar hasta aquel o aquellos que hayan participado en homicidios, robos agravados, extorsión, hurto, violencia contra la mujer o accidentes de tránsito, expone Edwin Leonel López Guzmán, subjefe del Gabinete de Criminalística (Gacri).
Durante las pesquisas, detectives de la Unidad de Inspección Ocular de la Policía Nacional Civil (PNC) recolectan las huellas encontradas en la escena, cuando no hay víctimas heridas o fallecidas, mientras que la Dirección de Investigaciones Criminalísticas (Dicri) del Ministerio Público (MP), cuando sí las hay.
Estos hallazgos son analizados en el laboratorio de lofoscopia del Inacif o en el Gacri de la PNC, según requerimiento del MP. Según Edwin López, en el Gacri existe un archivo criminal con el perfil de más de 6 millones de personas que han sido capturadas en el país desde 1922, cuando se formó esa unidad en la Policía.
"En este archivo existen tres perfiles. Los "Reincidentes", que tienen hasta 74 ingresos a prisión; los "Falsos", que siempre que son capturados dan un nombre y una edad diferente para evitar la justicia, y otros que han sido aprehendidos un par de veces por "Faltas", como ebriedad, escándalo en la vía pública o falta de documentos", explicó López.
Este archivo denominado Sistema Automatizado de Identificación de Huellas Dactilares (Afis, por sus siglas en inglés), al cual el Inacif tiene acceso desde 2012, y en el que se puede identificar a los autores de un delito hasta con pequeños fragmentos de una huella, explica Alfredo Muñoz, jefe de lofoscopia del Inacif.
