Desde 1916, este certamen literario ha forjado un legado cultural que hoy celebra la poesía, el cuento y el teatro, posicionando a Xela como referente en Latinoamérica
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Más de un siglo ha pasado desde el inicio de los Juegos Florales Hispanoamericanos de Quetzaltenango y aunque su historia comenzó como un certamen local en 1916, su aceptación y trascendencia lo llevaron a expandir sus fronteras con letras, versos y prosas que laten al ritmo de la pluma y el papel.
En aquel entonces, bajo el nombre de Juegos Florales Nacionales, era la sección final de las Fiestas de Minerva, actividad característica del régimen de Manuel Estrada Cabrera, presidente de origen quetzalteco.

El certamen, que exalta las letras, fue impulsado por el escritor altense Osmundo Arriola y el alcalde Manuel Sáenz Mérida, según relató Rodolfo Custodio, periodista e integrante de la comisión permanente de Juegos Florales.
A lo largo de más de 100 años, el certamen que premia el intelecto de escritores nacionales y latinoamericanos ha evolucionado, superando diferentes tropiezos. Fue suspendido en 1920 tras la caída de Estrada Cabrera y al año siguiente, su realización se trasladó a septiembre para coincidir con las fiestas de independencia.

Los años siguientes tampoco fueron fáciles. Los juegos no se realizaron en 1922, 1924, 1925 y 1926. Aunque un hecho histórico ocurrió en 1928, antes de una larga suspensión, cuando el escritor salvadoreño Quino Caso se convirtió en el primer extranjero en ganar.
Entre 1929 y 1945, el certamen permaneció suspendido durante la dictadura de Jorge Ubico, pero tras el triunfo de la revolución de 1944, los juegos fueron retomados en 1946 con el gobierno de Juan José Arévalo.

Un cambio trascendental ocurrió en 1984, cuando los juegos se establecieron como Hispanoamericanos únicamente en la rama de poesía.
En 1999, la iniciativa se amplió a cuento y teatro, integrando poetas y escritores de México, Centroamérica y el Caribe, consolidando un legado cultural que sigue posicionando a Quetzaltenango como referente literario.
Un galardón especial
El escritor que obtiene en tres oportunidades la categoría de Poeta Laureado es investido como Maestre del Gay Saber. Durante la velada de premiación se le impone el Collar de Poeta Rector y tras esa consagración, ya no puede volver a concursar.
Maestres del Gay Saber
- Werner Ovalle López, Quetzaltenango, Guatemala (1948, 1950 y 1960)
- José David Francisco Escobar Galindo, Santa Ana, El Salvador (1980, 1981 y 1983)
Más galardones
En las ramas de cuento y teatro, los autores que alcanzan tres veces la categoría de Laureado en una misma disciplina reciben los títulos de Maestre de Narrativa o Maestre de Teatro, respectivamente, junto con una insignia especial.

Cuna de la Cultura
El 12 de septiembre de 2008, durante la ceremonia de los Juegos Florales Hispanoamericanos, el quetzalteco Julio González Gamarra, entonces presidente del Parlamento Centroamericano (Parlacen), anunció la resolución de dicho organismo de declarar a Quetzaltenango "Capital Centroamericana de la Cultura", fecha en que tradicionalmente se celebra la premiación de este certamen.




