El Túnel de Santa María celebra 100 años, descubre su asombrosa historia y el legado vial que unió el altiplano con la costa sur de Guatemala
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Al pie del kilómetro 280, donde las montañas parecen susurrar secretos, el túnel de Santa María celebra cien años desde que su construcción comenzó a abrir paso entre la roca sólida.
Fue en 1925 cuando la mano humana, armada solo con dinamita y herramientas rudimentarias, comenzó a tallar esta arteria vital que conectaría el altiplano con la costa sur.

En una época en que la maquinaria moderna aún no estaba presente, la construcción fue un reto monumental, y su mano de obra estuvo compuesta por personas privadas de libertad.
El túnel fue finalizado en 1927, diseñado originalmente para el paso del Ferrocarril de Los Altos, que operó de 1930 a 1933. Años más tarde, en 1950, se amplió a dos carriles para permitir el paso vehicular, adaptándose a las necesidades de la época y convirtiéndose en testigo del desarrollo del país.

"Es parte de nuestra historia y un símbolo del esfuerzo de generaciones pasadas", recuerda con orgullo Silverio Zum, vecino de La Estancia de la Cruz, quien resaltó el valor de la obra para el desarrollo local.

Un siglo después, el túnel sigue vibrando con la vida de quienes lo transitan y con la esperanza de quienes sueñan en conservar y revalorizar este símbolo que une caminos e identidades.
Un legado que inspira
En 2021, surgió la iniciativa de declarar el túnel de Santa María como patrimonio cultural, buscando destacar su valor histórico y arquitectónico.
Aunque la declaración no se concretó, la comunidad sigue impulsando su revalorización, visualizándolo no solo como paso vehicular, sino como un potencial atractivo turístico que honra su legado y fortalece la identidad regional.




