Los médicos son fundamentales para fortalecer los sistemas sanitarios, pues diagnostican, tratan y previenen enfermedades, refiere la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
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En Guatemala hay alrededor de 20 mil profesionales de la medicina, por lo que el Banco Mundial estima una tasa de 1.28 médicos por cada mil habitantes.
Esa noble profesión tiene como objetivo proteger la salud desde la concepción hasta la muerte de las personas.
Los médicos que laboran en el sector de salud pública del país, atienden en promedio por día entre 40 y 50 pacientes. Cuatro profesionales de la medicina compartieron sus experiencias con Nuestro Diario.

Sueño cumplido
María José Reyes, es una pediatra que labora en el Hospital General San Juan de Dios, su deseo desde niña fue ser médico. Sueño que logró cumplir con dedicación, sacrificio y con el apoyo de su familia.
"Cuando inicié mis prácticas en el hospital, me enamoré de la carrera y fue cuando decidí que quería ser pediatra", comentó Reyes.
La profesional refiere que entre los sacrificios que se tienen que hacer debido a que la carrera es muy demandante, está el poco tiempo que se convive con la familia.

"Lo que más me ha impactado a lo largo de mi carrera es el caso de un niño que estuvo diez meses internado, su salud estuvo muy complicada, pero al final sus ganas de vivir lo hicieron luchar y salir caminando de la mano de sus padres", expresó Reyes.
30 años de servicio
Francisco Alberto Flores Herrera, graduado de Médico y Cirujano de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac), realizó posgrado en el Hospital Roosevelt en traumatología y ortopedia.
Flores tiene 30 años de servicio en el Hospital General San Juan de Dios, en el departamento de traumatología.

El traumatólogo también cursó estudios especializados sobre tumores en Sao Pablo, Brasil, en Hungría sobre reconstrucción articular de cadera, en Italia sobre reconstrucción articular de rodilla y en Estados Unidos reconstrucción articular de hombro y codo.
"Mi pasión por la medicina la heredé de mi padre, él era enfermero. Y lo que más me ha sorprendido en mi carrera, es ver a paciente que he atendido polifracturados, con fractura en el cráneo, cuello, tórax, abdomen, pelvis y extremidades, y después de reconstruirlos, verlos recuperados y agradecidos es una gran satisfacción", dijo Flores.
Quería ayudar
Darleny Robles, se graduó de Médico y Cirujano, actualmente, labora en el Centro de Salud de Gualán, Zacapa, cuenta que desde niña quería estudiar una profesión con la que pudiera ayudar a los demás y cómo médico lo puede hacer.

Robles también ha trabajado en el Hospital Nacional de Chiquimula, en el Hospital Regional de Zacapa y sanatorios privados.
"En el Hospital Nacional atendía en promedio a 50 pacientes por turno, cifra que es elevada, pero lo importante es atender a los pacientes. A lo largo de cuatro años que tengo de ejercer, me he apartado de la vida social, pues la mayor parte de mi tiempo se la dedico a los pacientes", refirió la profesional de la medicina.
"Lo que más me ha impactado, son los casos donde se pierden vidas, por más que luchemos para salvarlas", comentó Robles.

Vela por la salud de la niñez
Linda Valladares, es una pediatra que durante 11 años ha dedicado su vida al cuidado de la salud de la niñez. Actualmente, labora en el Hospital Nacional Dr. Rodolfo Robles, de Quetzaltenango y cuenta con un diplomado en neurología pediátrica, que cursó en Argentina.
La profesional comentó que a lo largo de su carrera ha vivido momentos conmovedores y también ha enfrentado sacrificios personales, pero todo ha valido la pena por el bienestar de sus pacientes.
"Desde niña estuve en contacto con la medicina porque en mi casa había una farmacia. Me interesaba ver a las personas que llegaban a consultar. Además, mi hermana mayor estudió medicina y eso despertó aún más mi interés. Por eso decidí estudiar un bachillerato orientado y luego seguir la carrera de Medicina en la universidad", expresó Valladares.

La pediatra indicó que en promedio a diario atiende a 10 pacientes hospitalizados y 17 en consulta externa.
"El mayor sacrificio ha sido estar lejos de mi familia. Soy originaria de Mazatenango, pero tuve que trasladarme a Quetzaltenango para estudiar, y durante mi profesionalización también pasé tiempo en San Marcos. Entre las experiencias fuertes que he vivido está el caso de una niña que sufrió una electrocución y perdió tres de sus extremidades, el dolor que vivió la familia fue una experiencia muy dura", concluyó la pediatra.




