La final de la Copa Centroamericana entre Xelajú M. C. y Liga Deportiva Alajuelense se vivió a lo grande en Quetzaltenango, donde miles de aficionados acompañaron al equipo superchivo desde la distancia con orgullo, fe y una pasión incomparable.
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En Quetzaltenango, la distancia no fue suficiente para apagar la llama que enciende a toda la afición chiva. Hoy, mientras Xelajú M.C. disputaba la final de la Copa Centroamericana lejos de su casa, la ciudad vivía el encuentro como si cada calle fuera una grada y cada voz un cántico que cruzaba el país entero hasta el Cementos Progreso, en la zona 6 capitalina.
Rostros llenos de ilusión, fe e incluso incertidumbre por algunos tramos, pero sobre todo de orgullo y pasión por sus colores. Todos latieron al mismo ritmo.

No importa si el equipo juega en la capital, en Costa Rica o al otro lado del mundo: la lealtad de Xela nunca falla. En calles, parques, restaurantes y plazas, la afición se puso la camisola y acompañó al conjunto superchivo como el inconfundible jugador número doce.



