La Danza del Palo Volador, pieza central de las festividades de Santiago Apóstol, va mucho más allá de una estampa folclórica ya que es un compromiso espiritual que incluye la preparación de 40 días de abstinencia para los voladores casados.
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Los días de feria patronal dedicados a Santiago Apóstol ofrecen la oportunidad de contemplar las ceremonias que rodean al Palo Volador.
Los pobladores se encargan de aclararles a los visitantes que no se trata de una estampa folclórica, pues reviste importancia para la espiritualidad del pueblo.
"El Palo Volador empezó hacia 1750 gracias a la idea de los principales, ya que tuvieron una visión, o sueño, sobre el baile que ayudaría para que bajaran los ángeles del cielo", explicó el historiador Roderico René Morales García.

Por ello, ser volador en la danza más esperada del municipio no es juego ni un acto para los más valientes, sino que está dirigido a los que tienen fe y compromiso.
Los voladores deben ser casados y cada año evitan dormir con sus esposas durante los 40 días previos, pues según las creencias locales podrían tener un accidente si lo hacen.

Aparte, el árbol a elegir para el corte debe cumplir con características de altura y resistencia para soportar el peso de quienes descenderán al suelo.
Los voluntarios madrugan para subir hasta las montañas, donde guías espirituales elevan sus oraciones para pedir permiso a la madre naturaleza antes del corte.

Con la ayuda de la comunidad, el árbol es jalado por veredas hasta el municipio, donde actualmente usan una máquina para moverlo.
Poco antes de la feria, el palo es colocado frente al templo parroquial; tres días antes, se instalan las escaleras y se realiza la lleva a cabo la velación de las máscaras, la canasta y la horqueta.
Hacia lo alto
El día de la presentación, el sacristán de la iglesia efectúa una ceremonia para pedir por la protección de los voladores.

Asimismo, antes de subir a lo alto del palo, danzan para rendir honras a Santiago de los Caballeros y solicitar su protección.
Después, los protagonistas cargan en hombros la canasta hasta la cima del palo y la colocan, en un procedimiento que puede tardar hasta cuatro horas para que quede segura.
La Danza del Palo Volador tiene raíces prehispánicas, siendo interpretada por algunos como un pasaje del Popol Wuj. Con la Colonia, la ceremonia se integró al sincretismo religioso para rendir honores a Santiago Apóstol, el santo patrono de múltiples pueblos y municipios del país.
Medios guatemaltecos como Soy502 describen al Palo Volador como un "tradicional salto de fe al vacío". Esta práctica ancestral es celebrada en diversas regiones y subraya la conexión profunda de las comunidades con su espiritualidad, lo que la mantiene viva.




