El departamento de Sacatepéquez, ubicado en el altiplano central de Guatemala, es mucho más que un destino turístico: es un testimonio vivo de la historia colonial del país
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Su cabecera departamental, La Antigua Guatemala, fue en su momento la capital del Reino de Guatemala y es considerada una de las ciudades coloniales mejor conservadas de América Latina.
Fundada en 1543 bajo el nombre de Santiago de los Caballeros de Guatemala, La Antigua fue el centro político, religioso, económico y cultural del istmo centroamericano durante más de dos siglos. Desde allí se gobernaban territorios que hoy abarcan desde Chiapas, México hasta Costa Rica.

Esta ciudad floreció con impresionantes edificaciones religiosas, palaciegas y civiles construidas en un estilo barroco con toques renacentistas.
Sin embargo, la historia de Sacatepéquez también está marcada por la tragedia, pues en 1773, una serie de terremotos, conocidos como los terremotos de Santa Marta, destruyeron gran parte de la ciudad.

Este desastre natural causó el traslado de la capital hacia el Valle de la Ermita, donde hoy se ubica la ciudad de Guatemala. Pese a este traslado, muchos habitantes decidieron quedarse y así La Antigua permaneció habitada.
Hoy en día, Sacatepéquez conserva un valioso patrimonio arquitectónico que lo ha hecho merecedor del título de Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco desde 1979.

Además de La Antigua, municipios como Ciudad Vieja, San Juan del Obispo y Santa María de Jesús poseen una rica historia vinculada a la época colonial, a la evangelización y a las tradiciones indígenas.
El departamento también es hogar de importantes celebraciones religiosas, como la Semana Santa, conocida internacionalmente por sus solemnes procesiones y coloridas alfombras de aserrín, flores y frutas, que simbolizan una fusión entre el sincretismo religioso y la expresión artística popular.




