Sin duda, es uno de los inventos indispensables para la vida en comunidad alrededor del mundo. El semáforo cumple un siglo de servicio el próximo martes y este aparato eléctrico con sus tres luces regula en todo el mundo las vidas de millones de personas.
El concepto en el que se basa el semáforo es más antiguo que el mismo automóvil. En 1868 ya existían en Londres los candiles de gas con luces rojas y verdes para uso nocturno y eran controlados por un policía. Pero tuvieron que pasar otros 46 años para que se iluminara el primer semáforo que conocemos hoy en Cleaveland, Ohio.

El semáforo tuvo varios padres, entre ellos Lester Wire, un policía de Salt Lake City, y Garrett Morgan, el hijo de un antiguo esclavo que también inventó la máscara de gas y un producto suavizante para el pelo.
En la actualidad, sólo en Alemania hay 1.5 millones de semáforos, según el fabricante Siemens.
Y hay cosas que probablemente no cambiarán pese al paso del tiempo: rojo arriba, luego amarillo y por último verde: los colores se han mantenido prácticamente en todo el mundo. En el futuro, algunos consideran que los semáforos sugerirán a los automovilistas apagar el motor, o aprovecharán el tiempo de espera para enviar mensajes clave.





