Si buscas una experiencia auténtica en el Caribe guatemalteco, la Playa Quehueche en Lívingston, Izabal, es el destino ideal. Este paraíso ofrece arena blanca, aguas tranquilas en la Bahía de Amatique y una inmersión total en la cultura Garífuna.
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A poca distancia del casco urbano de Lívingston, Izabal, en un trayecto que se puede cubrir a pie, el visitante se encuentra con uno de los parajes más bellos del Caribe guatemalteco.
La arena blanca, el paso por el puente colgante y la diversidad humana representada por garífunas, quekchíes y mestizos esperan al turista en la playa Quehueche.

Este destino, menos concurrido que la cercana y más famosa Playa Blanca, ofrece una experiencia auténtica y relajada, perfecta para aquellos que buscan conectar con la naturaleza y la comunidad local.
Si te gustan los ritmos caribeños, el sonido de los tambores garífunas, o "hunguhungu", suele acompañar las tardes en la playa, creando una atmósfera festiva y acogedora.

La comida fresca y las bebidas al gusto del consumidor son la norma de la hospitalidad local, la cual se esmera en la preparación de mariscos frescos, lo que permite reponer fuerzas tras la caminata de hora y media para llegar.
El área se localiza en la bahía de Amatique y los nadadores pueden adentrarse varios metros mar adentro en sus aguas calmadas, sin temor a perder pie, mientras observan el vuelo de las aves marinas.

A explorar
Sus alrededores cuentan con muelles temáticos y puentes colgantes sobre el río Quehueche, que desemboca a poca distancia, dándote la oportunidad de contemplar su unión con el mar.
También podés continuar camino hasta las pozas de Siete Altares a través del sendero que serpentea entre árboles frondosos y permite a los visitantes explorar la densa vegetación tropical.
Por ello, siempre se recomienda que usés ropa cómoda acorde con el clima, gorro para resguardarse del sol y dinero en efectivo para los pagos.

Desde el muelle de Quehueche, es posible contratar paseos en lancha para explorar la desembocadura del río y observar la biodiversidad de la región.
En resumen, tu visita a Quehueche no solo te ofrece un escape del bullicio, sino también una inmersión en la riqueza cultural y la belleza natural de Izabal.





