El Templo de San Pablo Apóstol, un imponente vestigio de las misiones dominicas, revela su profunda historia colonial en Guatemala. Este monumento no solo representa el legado de frailes como Bartolomé de las Casas, sino también la tradición de la cultura Achí que aportó 700 obreros para su construcción.
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La Iglesia de Rabinal, Baja Verapaz, es un vestigio de las misiones dominicas que llegaron a la región hace cientos de años, las cuales buscaban la pacificación de las comunidades indígenas a través de la evangelización.
Poco después de que se terminara el trazo de las calles del pueblo, fundado hacia 1537, comenzó la edificación del templo católico puesto bajo la advocación de San Pablo.

Los trabajos se pusieron en marcha apenas se definieron los contornos de los barrios San Pedro Apóstol, Santo Domingo, San Sebastián y San Pedro Mártir.
Al igual que las demás misiones fundadas por los frailes dominicos Bartolomé de las Casas, Pedro de Ángulo, Luis de Cáncer y Rodrigo Ladrada, el edificio se caracteriza por su fachada encalada.

"Para su construcción, se utilizaron unos 700 hombres divididos entre lajeros, caleros, adoberos, albañiles y ayudantes", recordó el profesor Ricardo Juárez Arellano.
Todos los obreros dieron sus días de trabajo durante el verano, como una ofrenda tradicional que ya existía como costumbre entre el pueblo achí, añadió.
"Los materiales se sacaron del propio lugar, pero las lajas se trajeron desde el cerro de Kaj Yup", precisó Juárez.

El terremoto de 1976 en Guatemala dejó severos daños en el patrimonio nacional, incluyendo este templo, lo que obligó a una reconstrucción masiva, la cual tardó aproximadamente once años.
En épocas pasadas, el templo contó con retablos para todas las imágenes de las 16 cofradías, pero desaparecieron con el tiempo, quedando los espacios donde se resguardan a Cristo Redentor y al patrono San Pablo.

Detalles
El templo mide cerca de 70 metros de largo por 25 de ancho, siendo formado por tres naves con una altura de 30 metros y 16 arcos.
"El techo del templo fue reconstruido en 1961 y debieron hacerlo de nuevo en 1976, a causa del terremoto", detalló Juárez.

Durante el sismo, el campanario se destruyó por completo y la campana principal, dañada al caer sobre el atrio, se conserva en la entrada como una reliquia.
"Su reconstrucción tardó cerca de 11 años, tratando de dejar toda la estructura lo más apegada a su antigua imagen", comentó Juárez.





