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Traición en Casa Presidencial: el asesinato de Castillo Armas

  • Por Soy502
11 de julio de 2025, 14:43
La noche del 26 de julio de 1957 el presidente Carlos Castillo Armas fue asesinado. (Foto ilustrativa: Archivo/Soy502)

La noche del 26 de julio de 1957 el presidente Carlos Castillo Armas fue asesinado. (Foto ilustrativa: Archivo/Soy502)

La noche del 26 de julio de 1957 el presidente Carlos Castillo Armas decidió cenar tarde. Había atendido a miembros de su gabinete todo el día y estaba cansado, así que se retiró a su habitación unas horas antes de la cena.

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A las nueve de la noche salió de su cuarto, de la mano de su esposa hacia el comedor, sin imaginar qué aquella sería la última vez que caminaría por los largos corredores de Casa Presidencial.

El pasillo estaba más oscuro de lo normal. Faltaban bombillas y la pareja presidencial se sorprendió al notarlo. Eso nunca ocurría en una vivienda con decenas de empleados controlando hasta el más mínimo detalle.

La policía pensaba que Romeo Vásquez, el soldado que disparó, no actuó solo, que fue contratado para cometer el crimen y que, al darse cuenta de que no podría escapar, prefirió suicidarse. (Foto: Archivo)
La policía pensaba que Romeo Vásquez, el soldado que disparó, no actuó solo, que fue contratado para cometer el crimen y que, al darse cuenta de que no podría escapar, prefirió suicidarse. (Foto: Archivo)

Un disparo a traición

Al final del corredor dos soldados firmes le abrieron paso al presidente; él los saludó con respeto y siguió su camino, pero apenas unos pasos después una bala entró por su espalda, luego otra más. Otilia, su esposa, se lanzó al suelo y trató de reanimar a su marido que estaba tirado en un charco de sangre.

Pronto los demás guardias del presidente –que en ese momento estaban jugando billar en una de las habitaciones de la casa– llegaron corriendo.

El sepelio de Carlos Castillo Armas fue multitudinario en las calles del Centro Histórico. (Foto: Archivo)
El sepelio de Carlos Castillo Armas fue multitudinario en las calles del Centro Histórico. (Foto: Archivo)

"¡Se fue por allá! ¡Ese soldado disparó!", gritó la mujer aturdida, tratando de cerrar con los dedos las heridas por donde salía la sangre de su marido.

Nadie podía creer lo que ocurría: ¡El presidente había sido asesinado en su propia casa y por uno de sus propios guardias!

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