Un hombre fue condenado a prisión por abusar sexualmente de una adolescente.
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Azucena tenía 14 años, era una adolescente que cursaba primero básico en la jornada vespertina, en un instituto de San Sebastián, Retalhuleu. Su primo William le doblaba la edad, tenía 28 años, conducía un picop blanco y frecuentaba la casa de Azucena.
El 14 de mayo de 2010 no fue la excepción; William llegó a la casa de Azucena. Era temprano. William sabía que Azucena quería un celular, pero su papá no la dejaba tener uno, así que él le prestó el suyo, le dijo que lo usara y que por la tarde se lo devolviera en una cancha deportiva cercana a su vivienda.
Así fue. Azucena usó el celular durante la mañana. Al medio día iba caminando rumbo al instituto cuando vio que su primo estaba en la cancha, entonces se acercó y le devolvió el teléfono.
William, quien se había portado muy amigable hasta ese momento, le pidió a su prima que se subiera al auto, que él la llevaría al instituto. Azucena no quería, le dijo que llegaría caminando. El hombre insistió y, finalmente, la joven accedió.
El hombre encendió el auto y, cuando condujo, tomó un camino diferente. Esto alarmó a la joven, quien le reclamó que no era la ruta hacia el instituto. William le dijo que solo realizaría un mandado en Retalhuleu, la cabecera departamental, y que luego la llevaría.
Llegaron al Hospital Nacional en donde William hizo un trámite. Azucena ya estaba preocupada porque era tarde y sabía que podían llamarle la atención, así que le pidió a William que la llevara pronto, pero este le decía que más tarde porque tenía que hacer otro mandado.
En la ruta, William pasó a un restaurante de comida rápida y le compró una hamburguesa a Azucena. Luego, retomó el camino hacia el instituto, pero se desvió nuevamente.
Azucena le volvió a reclamar por el cambio de dirección; William no le hizo caso. En ese momento cayó un fuerte aguacero y William transitó por unos terrenos desolados, se estacionó y apagó el vehículo. Le dijo a Azucena que el carro se había calentado y que había que esperar a que se enfriara.
Al principio Azucena le creyó, se quedaron hablando en el vehículo. Sin previo aviso, William se bajó del picop, caminó hacia la puerta del copiloto, donde iba sentada Azucena. En ese momento, se sintió intimidada.
Azucena insistió en que mejor caminaría para el instituto, pero William la asustó. Le dijo que si se marchaba sola la podían violar. Segundos después, la empujó hacia adentro, la tomó por la fuerza y abusó de ella. La amenazó, que no dijera nada o se metería en problemas.
Luego, le preguntó si quería que la llevara a su casa o al instituto. Azucena eligió ser llevada al instituto. Según su testimonio, la joven lloró en todo el camino. No sabía cómo afrontar lo que había pasado. Se sentía mal, con vergüenza, culpable, todos los síntomas de las víctimas de abuso sexual.
Al llegar al instituto, la conserje abrió la puerta y vio que Azucena lloraba, estaba mojada, despeinada y con un mal aspecto. Le preguntó qué tenía, por qué estaba llorando y la llevó a la dirección. Cuando el director le preguntó, ella contó la verdad. Llamaron a la madre de la joven y ella llegó a traerla.
La mamá de Azucena no entendía bien qué había pasado. La llevó a la casa de William y le reclamó. El papá de William no creyó lo que su sobrina le dijo mientras William aseguró que no había pasado nada.
La mamá llevó al hospital a su hija, en donde le practicaron varios exámenes, todos arrojaron un resultado: Azucena había sido víctima de violación sexual.
La investigación
Con los resultados de las pruebas, el Ministerio Público inició la investigación en contra de William, solicitó su orden de captura y lo acusó en un juicio.
El MP recabó testimonios. Azucena narró todo lo que había ocurrido, también testificaron las psicólogas que atendieron a la víctima.
La madre de Azucena narró las secuelas que la violación dejó en su hija. Principalmente, porque el abuso desencadenó en ella ansiedad y depresión.
Aunque la niña ya no quería seguir estudiando, logró concluir sus estudios, pero con el apoyo de maestros y psicólogos.
Nueve años después, el 14 de octubre de 2019, el Tribunal de Sentencia Penal de Retalhuleu emitió la sentencia condenatoria de nueve años de prisión inconmutables en contra de William Omar Rodríguez Pérez por el delito de violación.