Virgilio Rodríguez Macal, un escritor guatemalteco que encontró en la densa selva petenera la mayor inspiración para sus historias.
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Virgilio Rodríguez Macal nació en Guatemala el 28 de junio de 1916 y actualmente, 109 años después, sus obras literarias, en las que exaltó la flora y fauna de este país, siguen siendo promotoras de esa identidad guatemalteca que nace de nuestras riquezas naturales.
Desde muy pequeño, Rodríguez Macal supo el valor que Guatemala tenía en su paisaje, pues su padre, Virgilio Rodríguez Beteta, fue un reconocido historiador que tenía gran conocimiento sobre el territorio nacional.
A pesar de ser un joven de ciudad, Virgilio Rodríguez tenía una fascinación por el campo y una atracción total con la selva petenera, lugar donde se internó buena parte de su vida adulta y que le sirvió de inspiración para sus más grandes obras.

Su mundo, el del misterio verde
Solamente Rodríguez Macal sabía lo que veía, pensaba y meditaba cuando se internaba en la selva petenera, lugar a donde solía ir solo o acompañado por un guía de confianza.
En medio de la selva tomó las ideas para sus obras más grandes, entre ella La mansión del pájaro serpiente, Guayacán, Carazamba y El mundo del misterio verde, entre otras.
En una Guatemala a las puertas de la Revolución de 1944, en la que los literatos escribían sobre deseos de libertad y luchas sociales, Rodríguez Macal decidió aislarse en su misterioso mundo verde y ofrecer al mundo una visión criollista de la identidad guatemalteca, una contada desde los propios animales y plantas que habitaban el territorio.

Sin duda, su obra más reconocida es La mansión del pájaro serpiente, una oda a esa riqueza que el país posee y que no solo define su paisaje, sino también su cultura, pues en este libro resalta el papel que cada especie animal ha tenido sobre la construcción de la cultura local.
Virgilio fue un literato por naturaleza, no solamente porque las letras brotaban fácilmente de su mente, sino porque fue la naturaleza la que le dio las razones para escribir.




