Mario Sánchez transformó su pasión infantil por la naturaleza en un próspero emprendimiento: el Vivero Semillas de Fe.
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Ubicado en la salida hacia Quetzaltenango, San Pedro Sacatepéquez, este negocio de flores ornamentales ha florecido gracias a la fe y la sostenibilidad. Conozca la historia de éxito de Sánchez, quien comparte las claves para la rentabilidad en el cultivo de especies ornamentales, demostrando que la constancia y el amor por la tierra son consejos manejo viveros esenciales para cualquier negocio propio.
Desde niño, Mario Sánchez sintió una conexión especial con la tierra. Mientras otros veían solo hojas o barro, él veía vida germinando entre sus manos. Criado en un hogar humilde, bajo los valores del trabajo y la esperanza que le inculcó su madre, doña Venancia Velásquez, Mario aprendió que sembrar era una forma de agradecer.
"Recuerdo que de pequeño sembraba flores por gusto, no por vender", cuenta con una sonrisa mientras acomoda una maceta recién pintada. "Lo que me hacía feliz era verlas crecer, cuidarlas y compartirlas. Siempre creí que promover la naturaleza era una forma de dar gracias por la vida."
Del sueño al emprendimiento
Con el paso del tiempo, esa pasión infantil se transformó en propósito. Tras trabajar trece años en distintas instituciones, Mario decidió que su vocación no estaba detrás de un escritorio. Quería hacer algo que aportara al mundo y lo encontró en lo que siempre había amado: las flores.
Hace más de una década comenzó con el cultivo y cuidado de distintas especies ornamentales, y hace cinco años dio vida a su propio vivero: "Semillas de Fe", un espacio donde la creatividad, la paciencia y el amor por la naturaleza florecen cada día.
"El camino no fue fácil", recuerda. "Tuve que aprender a manejar los gastos, producir mis propias macetas y mantener el vivero con los recursos que tenía. Pero cuando uno trabaja con fe, los resultados llegan".
Un vivero que respira esperanza
Ubicado en la salida hacia Quetzaltenango, el vivero es un rincón lleno de color y serenidad. Entre bugambilias, petunias, violetas, geranios y suculentas, los visitantes encuentran un ambiente que invita a la calma y al aprendizaje.
Mario ha incorporado técnicas que combinan eficiencia y sostenibilidad: utiliza una malla que filtra el 40 % de la luz solar para mantener la humedad, aplica baños maría para hidratar las plantas más delicadas y ofrece asesoría a quienes desean iniciarse en el cultivo.
"Las flores se dejan querer, como un ser vivo. Y si uno las cuida con amor, le devuelven paz y belleza", afirma mientras muestra los brotes nuevos de una planta que crece bajo su sombra favorita.
Consejos para hacer florecer un negocio
El esfuerzo de emprendedores como Mario inspira a otras personas en el municipio. Para acompañar este tipo de iniciativas, Évelyn López, encargada de la Unidad de Desarrollo Económico de la Municipalidad de San Pedro Sacatepéquez, brinda recomendaciones para quienes comienzan un proyecto propio.
"Muchos cometen el error de no separar los gastos personales de los del negocio", explica. "Es importante actuar como un trabajador, asignarse un salario y considerar todos los costos, incluso si el local es propio, colocándole un valor de alquiler para medir la verdadera rentabilidad."
López también resalta la importancia de escuchar a los clientes, cuidar la presentación del local, invertir en publicidad y usar las redes sociales como aliadas para darse a conocer. "La ubicación influye, sí, pero la constancia y buena atención pueden compensar cualquier distancia", añade.
El valor de sembrar con fe
Hoy, Semillas de Fe no solo es un vivero: es el testimonio de que los sueños florecen cuando se riegan con esfuerzo y esperanza. Mario Sánchez ha logrado transformar su amor por la naturaleza en una fuente de vida, trabajo y aprendizaje para su comunidad.
Entre flores, tierra y sol, sigue sembrando lo que más cree: que la fe y la naturaleza, cuando se cuidan con amor, siempre devuelven belleza.
