Decenas de grupos de danza Mazates suben al Cerro de la Santa Cruz, de Salamá, Baja Verepaz, para elevar una petición de lluvias y asegurar las cosechas de maíz y frijol.
LEE TAMBIÉN: La cuna de la educación en Guatemala que nació a pocos años de la Independencia
Esta religiosidad popular que data de hace 400 años, según estudios, es un mecanismo de protección simbólica que mantiene viva la fe ancestral de la región, ligando el baile al son de la marimba con la protección del cerro.
Cada año, entre diez y 15 grupos de danza, conocidos como los "mazates", llegan a lo alto del cerro de la Santa Cruz para pedir por lluvias abundantes.
Sus bailes tienen lugar cada 3 de mayo, fecha en la que llegan desde barrios como La Alcantarilla, El Calvario y La Estancia.
Los grupos elevan sus rezos al Creador, solicitando abundancia en las cosechas de maíz y frijol, mientras bailan al son de la marimba y el tambor.
"La religiosidad popular salametaca históricamente se ha reflejado en cofradías bajo la advocación de distintos santos", señaló la investigadora Xóchitl Castro.
En su estudio La danza de venados en el valle de Salamá: Los Mazates, publicado por el Centro de Estudios Folclóricos de la Universidad de San Carlos, Castro señaló que la tradición oral fija el origen de la danza hace 300 o 400 años.
Según relatan los mayores, "subieron todos los bailes, el venado, los micos, el moro, al cerro", y la Santa Cruz mostró su complacencia con los mazates.
"Le gustó su forma de danzar: con el tun es zigzag, con el tambor es brincadito... también le gustó su forma de ir vestidos", le contó el vecino Juan Hernández.
Al recibir el visto bueno de la Santa Cruz, se alejaron todos los males que aquejaban a los mazates, según el testimonio de don Esteban Hernández.
"Dicen que era gente que padecía una gran sequía, no había animalitos para comer, ya no cosechaban maíz. Entonces subieron al cerro a hacer oraciones para que lloviera y todo", le explicó.
Tradición
Al ligarse el baile de los mazates con la Santa Cruz, según Castro, se convirtió en un mecanismo de protección simbólica del pueblo.
"El cerro es de agua y cuando no se hacía la misa el 3 de mayo, decían los viejitos, retumbaba el cerro. Otros dicen que iba creciendo el cerro también, por eso hicieron esa capillita de pura piedra", le relató don Esteban.
Los mazates también siguen vigentes en aldeas como San Ignacio y San Juan, permitiendo el ingreso de integrantes de todas las edades y condición social, sin necesidad de aprender parlamentos o una coreografía demasiado elaborada.
