Hace 10 años murió Josué Danny Ortíz, exportero de Municipal y de la selección nacional, cuyo nombre lleva el Trofeo al portero menos vencido de la Liga Nacional, que se entrega en cada campeonato. Se fue por una falla cardíaca un 29 de febrero, fecha que sólo existe cada cuatro años.
Diez años después, su hijo Josué Daniel Ortiz Pérez, ha apostado por una carrera en el fútbol y entrena junto a la Sub 17 de Xelajú con la ilusión y deseo de honrar la memoria de su padre.
Si Danny Ortiz pudiera verlo, sin duda estaría muy orgulloso de su primogénito, quien además de seguir sus pasos como futbolista, es un buen estudiante y este año espera graduarse como bachiller en construcción y en el futuro ser un ingeniero civil.
Daniel emigró de Coatepeque hacia Quetzaltenango, junto a su madre y hermana. Fueron en busca de mayores oportunidades de superación y tras un corto paso por las divisiones inferiores del Deportivo Ayutla, en la Liga de Ascenso, buscó fortuna en las canteras de Xelajú, equipo donde ya se coronó campeón del torneo nacional Sub 15, en el 2013 y en el que ahora integra la categoría Sub 17.
Aparte del parecido físico, el amor por el futbol, Daniel heredó la sencillez de su padre, quien desde muy pequeño le inculcó los valores de ese deporte. Uno de los primeros regalos que su papá le hizo fue una pelota.
“Cuando tenía tres años, recuerdo bien que mi papá me llevó un par de guantes y unas pelotas, él jugaba conmigo y me cuidaba mucho. Desde pequeño empezó mi gusto por el fútbol” recuerda Daniel, quien curiosamente empezó siendo portero, sin embargo dejó la portería y se preparó para ser un delantero.
Sus inicios en el balompié fueron en Futeca cuando tenía apenas cinco años y ya residiendo en Coatepeque, donde a los 13, se enroló en una academia llamada "La Chamusca", para tiempo después unirse al Deportivo Ayutla.
Antes de cumplir 15 años se mudó a Xela, donde continúa con sus sueños de ser goleador.
“Un dirigente de Xelajú habló con mi mamá para que jugara en Xela, al inicio no me gustaba por el frío, pero ahora me encanta la ciudad porque es muy tranquila y estoy en un equipo grande”, asegura.
Ortiz Jr. como lo conoce la afición quetzalteca, es un jugador que tiene condiciones para jugar como delantero o como un generador de juego en posición de número 10.
“Mi padre me enseñó los principios básicos de un portero, pero fue él mismo quien me dijo que ya no jugara de portero y me empezó a entrenar para ser delantero y ahí le encontré sabor a esta posición”.
Hoy será un día distinto para la familia Ortíz Pérez ya que recordarán con cariño a Josué Danny Ortiz.
“Tengo presente muchas cosas con mi papá, cuando me llevaba a los entrenos y aunque estaba cansado, al terminar la práctica, él se ponía a jugar conmigo...”, recuerda Josué.
Por ahora Josué Daniel sigue escribiendo su propia historia, y espera lo que el destino le tenga preparado: su fan número uno seguramente desde el cielo guiará sus pasos...
